En el evangelio de Mateo, la enseñanza de Jesús termina aquí. En estos últimos días previos a su traición y crucifixión, Él advirtió a las multitudes sobre el liderazgo religioso corrupto y habló a sus discípulos sobre las cosas por venir. Ahora, era hora de que Jesús cumpliera su obra en la cruz. Tal vez después de las descripciones triunfales de su reino venidero, los discípulos estaban fortalecidos con su idea de que era imposible que el Mesías sufriera. Jesús les recordó que este no era el caso. La larga controversia entre Jesús y los líderes religiosos finalmente había llegado a esto. Anás fue depuesto por las autoridades seculares en el año 15 d.C. y reemplazado por Caifás, quien vivió y gobernó hasta su muerte en el año 36 d.C. Pero, como según el Antiguo Testamento el sumo sacerdote no debía ser reemplazado sino hasta después de su muerte, la transferencia de poder fue ilegal. Sin duda algunos continuaron llamando a cualquiera de los dos hombres sumo sacerdote. Entre los años 37 a.C. y 67 d.C. … no hubo menos de veintiocho sumos sacerdotes. Lo que sugiere es que Caifás fue sumo sacerdote del año 18 al 36 d.C. Este fue un periodo extraordinariamente largo para un sumo sacerdote, y Caifás debe haber llevado la técnica de cooperar con los romanos a un arte fino. Como dos años después de la crucifixión de nuestro Señor, Caifás y Pilato fueron depuestos por Vitelio, en ese entonces gobernador de Siria, y más adelante emperador. Caifás, incapaz de soportar esta deshonra, y los remordimientos de su conciencia por el asesinato de Cristo, se suicidó alrededor del año 35 d.C.

Los Fariseos no querían matar a Jesús durante la Pascua, pero así es exactamente como sucedió. Esta es otra indicación sutil de que Jesús tuvo el control de los acontecimientos, ya que de hecho lo mataron el mismo día que no querían hacerlo. Los líderes tenían razón al temer al pueblo. La población de Jerusalén aumentó tal vez por cinco durante la celebración; y con fervor religioso y mesianismo nacional en un punto alto, una chispa podría desatar una explosión.

Jesús se fue a Betania y sabemos por Juan 12 que la mujer aquí mencionada era María, la hermana de Lázaro y Marta. María, que se sentó a los pies de Jesús he hizo una extravagante muestra de amor y devoción a Jesús. Hay cierta medida de debate, y a veces confusión, sobre este ungimiento de Jesús y aquellos mencionados en Marcos, Lucas y Juan. La mejor solución parece ser que Mateo, Marcos y Juan registraron una ocasión de ungimiento en Betania y Lucas registra un evento separado en Galilea. Simón el leproso es de otra manera desconocido para nosotros. Él era probablemente una figura local bien conocida, tal vez uno a quien Jesús había sanado; pues uno que todavía era leproso no podía recibir invitados a cenar, pero cuyo apodo permanecía como recordatorio de su enfermedad anterior. El vaso de alabastro: No tenía agarraderas y estaba diseñado con un cuello largo que era quebrado cuando se necesitaba el contenido. Podemos deducir que este perfume era costoso. Las mujeres judías vestían comúnmente un vaso de perfume suspendido de una cuerda alrededor del cuello, y era tan parte de ellas que se les permitía usarlo en el día de reposo. Los discípulos criticaron esta muestra de amor y honor por Jesús. Específicamente, el crítico fue Judas. Pero Jesús defendió a María como un ejemplo de alguien que simplemente hizo una buena obra para Él. Su regalo extravagante –en realidad temerario– para Jesús sería recordado mientras se predicará el evangelio (para memoria de ella. Lo que ellos llaman un desperdicio, Jesús llama: algo hermoso.

Jesús aseguró que a los pobres siempre los tendremos, pero a Él no siempre lo tendrían: Ahora, Él no dijo esto para desalentar la generosidad y el trato amable hacia los pobres. De hecho, sus palabras recientes sobre el juicio de las naciones habían alentado radicalmente la bondad hacia los necesitados. Jesús señaló la naturaleza apropiada de ese momento para honrarlo de una manera extravagante. La belleza del acto de esta mujer consistía en esto, que todo era para Cristo. Todos los que estaban en la casa podían percibir y disfrutar del perfume del precioso ungüento; pero el ungir fue solo para Jesús. Incluso si ella no entendía el significado completo de lo que hizo, el acto de María dijo algo que los discípulos no dijeron ni hicieron. Ella le dio a Jesús el amor y la atención que merecía antes de su gran sufrimiento. Ella entendió mejor porque estaba en un lugar de mayor entendimiento, al estar a los pies de Jesús. Los reyes eran ungidos. Los sacerdotes eran ungidos. Jesús, sin embargo, afirmó que ella lo ungió para su sepultura. . El sentido que da Mateo es que el asunto con María fue el insulto final para Judas, a pesar de que tal vez haya sucedido algunos días antes. Después de eso, estaba decidido a entregar a Jesús a los líderes religiosos que querían matarlo. A través de los siglos, se han ofrecido muchas sugerencias sobre el motivo de Judas para traicionar a Jesús. Mateo 10 lo llama Judas Iscariote; puede ser que él era de Queriot, una ciudad en el sur de Judea. Esto haría a Judas el único de Judea entre los otros discípulos, que eran todos galileos. Algunos se preguntan si acaso Judas resintió el liderazgo de los pescadores galileos entre los discípulos, y finalmente tuvo suficiente. Quizás Judas estaba desilusionado con el tipo de Mesías que Jesús reveló ser; deseando un Mesías más político y conquistador. O observó el conflicto continuo entre Jesús y los líderes religiosos y concluyó que ellos estaban ganando y que Jesús estaba perdiendo; por lo tanto, decidió terminar con las pérdidas y unirse al lado ganador. Quizás llegó a la conclusión de que Jesús simplemente no era el Mesías o un verdadero profeta, tal como lo había creído Saulo de Tarso. Algunos incluso sugieren que Judas hizo esto por un motivo noble; que estaba impaciente por que Jesús se revelara como un poderoso Mesías, y pensó que esto lo forzaría a hacerlo. Cualquiera que haya sido la razón específica, las Escrituras no presentan ningún sentido de insinuación en Judas, y solo una motivación: codicia. Las palabras resaltan: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Según la Biblia, no había ninguna intención noble en el corazón de Judas. Su motivo fue simplemente el dinero, y su precio no fue muy alto: treinta piezas de plata valían tal vez $25. Era un precio fijo conocido para el más vil de los esclavos. Por una cantidad tan pequeña vendió este traidor a tan dulce Maestro. Aunque, por lo tanto, Judas era lo suficientemente avaro como para haber pedido más, y es como la malicia de estos consejeros los hubiera podido orillar a dar más, sin embargo, así fue ordenado por el consejo Divino. Cristo debe ser vendido barato, para que sea más valioso para las almas de los redimidos. Sin embargo, muchos han vendido a Jesús por un precio menor que el que recibió Judas; una sonrisa o una burla han sido suficientes para inducirlos a traicionar a su Señor.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.