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Para los escribas y Fariseos, su deseo de ver una señal realmente representaba otra manera en la cual esperaban rechazarlo. Si Jesús sí proveía una señal, ellos encontrarían una manera de hablar en contra de ella, así demostrando a sí mismos que Jesús era el que ellos ya creían que era: un emisario de satanás. El respeto y la seriedad aparentes de la petición son fingidos. ¿Que no les había mostrado Cristo suficientes señales? ¿Qué de todos los milagros que había hecho ante sus ojos? O dicen esto de curiosidad ociosa… o lo dicen en oposición directa.

El Maestro les aseguró una señal, pero la gran señal era la señal de un Jesús resucitado. Jonás era un profeta en un sentido más allá de su predicación a Nínive; Porque su vida fue una profecía de la muerte y resurrección de Jesús.
Él pone como ejemplo a Jonás. El dio su vida para apaciguar la ira de Dios sobre otros. Pero la muerte no lo detuvo; Después de tres días y tres noches encarcelado, estaba vivo y libre. Esta es una imagen gloriosa de Jesús en un lugar inesperado. Ya que Jesús aquí se refiere a tres días y tres noches, algunos piensan que Jesús tuvo que pasar al menos 72 horas en la tumba. Esto altera la mayoría de las cronologías de la muerte y resurrección de Jesús, y es innecesario, porque no tiene en cuenta el uso de antiguas figuras retóricas. El rabino Eleazar ben Azaria, alrededor del año 100 d. C. explicó esta forma de hablar cuando escribió: Un día y una noche hacen un día entero, y una parte de un día entero es contado como todo un día. Esto demuestra cómo en los tiempos de Jesús, la frase tres días y tres noches no significaba necesariamente un período completo de 72 horas, sino un período que incluye al menos las porciones de tres días y tres noches. Si Jesús resucitó de la muerte el primer día o el quinto día, podríamos decir: Jesús era un mentiroso y un falso profeta. Él dijo que iba a resucitar el tercer día, pero se equivocó. Pero Jesús no se equivocó. Él nunca se equivoca. Sin embargo, no debemos de perder de vista el enfoque aquí. Tú estás pidiendo una señal, Yo soy la señal de Dios. Tú has fallado en reconocerme. Lo ninivitas reconocieron la advertencia de Dios en Jonás; la reina de Saba reconoció la sabiduría de Dios en Salomón, pero ustedes no.

Hablando claro, una mayor luz requiere un mayor juicio. Tanto Nínive como la reina del Sur se arrepintieron a pesar de que tenían una luz menor que brillaba en medio de ellos. El rechazo de la mayor luz por los líderes religiosos era indefendible. Salomón era el hijo de David, y uno de los grandes títulos mesiánicos de Jesús es “Hijo de David”. Jesús era mucho más un Hijo de David que Salomón. Nuevamente estamos impresionados por la grandeza de la auto declaración de Jesús. Pararse frente a estos líderes religiosos y declarar ser más que el rey más rico y sabio de Israel fue audaz. Sin embargo, la audacia aparente de Jesús estaba bien justificada.

En gran medida los fariseos rechazaron a Jesús porque no era lo suficiente mesiánico para su gusto, en el sentido de ser un mesías político y militar. Sin embargo, su sed por este tipo de mesías los llevaría a la ruina para el año 70 d.C. En el verso 43, el uso de una ilustración nos demuestra algunos principios interesantes de posesión demoníaca, y nos muestra que Jesús lo consideró un fenómeno real y no solo una superstición contemporánea. Si no hubiera habido realidad de posesiones demoníacas, nuestro Señor apenas hubiera apelado a un caso de este tipo, para señalar el estado real del pueblo judío y la desolación que estaba viniendo sobre ellos. Aparentemente, los demonios (o al menos algunos de ellos) desean un huésped humano y buscan un lugar entre los vacíos, viéndolo como una invitación. El maligno llama al hombre: mi casa. Su audacia es asombrosa. Él no construyó ni compró esa casa, y no tiene derecho a ella. Un demonio solamente puede habitar a alguien si la halla desocupada, es decir, sin el Espíritu de Jesucristo morando dentro. Si se encuentra desocupada, al demonio no le importa si también se encuentra barrida y adornada. Para él lo mismo es un moralista, como un hombre de hábitos viciosos. Mientras que el corazón no esté ocupado por su gran enemigo, y pueda usar al hombre para sus propios propósitos, el adversario de almas le permitirá reformar tanto como quiera. Si estamos llenos de Jesús –nacidos de nuevo por medio del Espíritu de Dios– entonces no podemos estar vacíos y, por lo tanto, estar habitados por demonios. Esto presiona la urgencia de ser llenados del Espíritu de Jesucristo.

Considerando el contexto general de oposición a Jesús, puede ser que la familia de Jesús quería apelar a Él para que no fuera tan controvertido en su ministerio. Los miembros de su familia habían venido para llevárselo, porque pensaban que estaba fuera de sí. No cabe duda de que los fariseos habían representado su ministerio a sus familiares que pensaron que era mejor retenerlo. Podríamos haber esperado que la familia de Jesús tuviera privilegios especiales delante de Él. María, la madre de Jesús, no tenía ningún favor especial con Jesús ni entonces ni ahora. Ella es un maravilloso ejemplo de alguien que fue privilegiada por Dios y estuvo junto a Jesús, pero no está en un nivel más alto que cualquiera que hace la voluntad de mi Padre. Jesús claramente tenía hermanos. La idea católica romana de la virginidad perpetua de María está en contradicción con el significado de la Biblia. Pero los hermanos de Jesús nunca parecieron apoyar su ministerio antes de su muerte y resurrección. La manera más natural de entender hermanos es que el término se refiere a los hijos de María y José. Los esfuerzos para hacer que hermanos signifique otra cosa son nada menos que exégesis descabelladas en apoyo de un dogma que se originó mucho después del Nuevo Testamento. Estos amados que hacen la voluntad de Dios están en contraste con la generación mala y adúltera representada por los fariseos. Podemos ver esto como una invitación llena de gracia, incluso a estos líderes religiosos que profundizaban su hostilidad contra Jesús y conspiraban contra Él. Aun ellos podían venir y ser parte de su familia. Lo único que se puede aprender más de este párrafo es lo queridos que son los creyentes y las personas santas para Cristo; Él los considera tan queridos como madres, hermanos o hermanas, y por lo tanto nos enseña la estima que debemos tener por ellos.

Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.

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