Elifaz escuchó todos los angustiados desahogos de Job hacia Dios, y parecía pensar que Job simplemente tenía un concepto muy alto de sí mismo. Se preguntaba por qué Job pensaba que era tan especial, tan de provecho para Dios y por qué pensaba que Dios le debía tanto. Como Dios ya es absolutamente perfecto, no creó al hombre debido a alguna deficiencia personal o compulsión, y por lo tanto el hombre no le puede dar nada a Dios. Esta es la doctrina ortodoxa estándar.

Elifaz pensaba que Job era arrogante, y se consideraba a sí mismo un favorito especial para Dios porque (él pensaba) que era tan justo. En un aspecto Elifaz ciertamente tenía teología correcta. Dios no “necesitaba” a Job de la manera en que Job necesitaba a Dios. Sin embargo, la aplicación de este principio por parte de Elifaz era incorrecta en este contexto, porque ciertamente era contentamiento para el Omnipotente que Job fuera justificado; como se ve en Job 1-2. Según esos primeros dos capítulos; Realmente era de provecho para él que Job hiciera perfectos sus caminos. Anteriormente; como se registra en Job 11, Zofar objetó a la queja de Job sobre lo que uno podría llamar las bases para la teología calvinista o Reformada. Aquí Elifaz tomó un argumento sobre líneas similares. Fue como si dijera, “Job, Dios es soberano y auto-existente. No necesita nada de ti y no te debe absolutamente nada. Dios no tiene contentamiento en tu imperfecta rectitud y no es de provecho para él que seas considerado perfecto. Aunque ciertamente hay cierto mérito en esta teología, no aplica a todos los contextos y no aplicaba a Job en este contexto.

Elifaz le dio en el clavo a Job. Ciertamente que la catástrofe que vino sobre Job (La cual Elifaz sutilmente llamó “corrección”), no porque Job le temiera a Dios; vino porque su malicia era grande y sus maldades no tienen fin. Lo que Elifaz no hizo, y aparentemente no podía considerar, era que la crisis de Job no tenía nada que ver con corrección; no tenía nada que ver con el Omnipotente entrando a juicio con Job. Como no podía ver el drama celestial que tuvo lugar en Job capítulos 1 y 2, Elifaz simplemente no podía concebir otras razones.

Él acusó a Job principalmente de Codicia y crueldad por las riquezas. Nada de esto era verdad, pero Elifaz lo asumía porque Job fue alguna vez rico y ahora era asaltado por semejante tragedia. La única evidencia que podía ofrecer era la condición de Job y no podía pensar en otra posible explicación para la crisis de este. Eran los pecados más ruines posibles para un hombre de riqueza y posición: los de despojar a los pobres, abandonar a los hambrientos, la opresión de los indefensos. El hombre pudiente: Literalmente, “El hombre del brazo”. Dedo, mano, y brazo, son todos emblemas de fuerza y poder. El hombre del brazo no solo es el hombre fuerte, sino también el hombre de poder e influencia, el hombre de rapiña y saqueo.

Elifaz instruyó a Job en los fundamentos de la teología. Pensaba que como Job no admitía su error, debía estar fundamentalmente equivocado en su comprensión de Dios. Así que comienza con la idea básica del poder, esplendor y soberanía de Dios. Él advirtió a Job que no endureciera su corazón y su mente como los que fueron como un río derramado. Esta es posiblemente una oscura referencia a la inundación del tiempo de Noé, y Elifaz advirtió a Job que no siguiera en la perversidad de las personas que vivieron antes del diluvio. Sarcásticamente, le pregunta a Job si planea continuar yendo en la dirección equivocada – por el camino de los impíos. Dice que este mismo camino por el que Job está yendo ahora llevó al ahogamiento de una generación entera en el tiempo de Noé ‘por un río,’ una referencia a la inundación.

Las imágenes comúnmente utilizadas: oscuridad e inundación de agua también son aplicadas a Job, pues estos son los mejores ejemplos del juicio de Dios, aunque estos no correspondan a los acontecimientos de los capítulos 1 y 2. En contraste con los hombres perversos previamente mencionados, los justos se alegran por los juicios de Dios. Esta era otra manera de Elifaz de decir que Job era perverso y no justo, porque no se regocijaba en los juicios de Dios.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.