La quinta plaga fue la enfermedad sobre el ganado. Dios le dice a Moisés que advierta a Faraón en misericordia, que diera otra advertencia, para que Faraón tuviera la oportunidad de arrepentirse. En esta petición dos cosas eran seguras. Primera, el pueblo de Israel le pertenecía a Dios, no a Faraón. Segundo, era claro de que Dios quería que Faraón dejara ir a los hijos de Israel por el bien de Jehová mismo, no tanto por el bien de los hijos de Israel.
De la misma manera, debemos de tratar a los demás de una buena manera, no solamente por el bien de nuestros hermanos o hermanas, pero también por el bien del Señor. Se lo debemos a Él mucho más de lo que se lo debemos a los demás. Faraón fue advertido de que otra plaga estaba en camino, una que dañaría a todo el ganado de Egipto – pero no al ganado que pertenecía al pueblo de Israel.
Y murió todo el ganado de Egipto. Esta plaga fue dirigida en contra del dios Egipcio Hathor quien se creía que era una madre diosa con la forma de una vaca. Además, la religión egipcia consideraba al ganado como sagrado y la vaca era considerada a menudo el símbolo de la fertilidad. Dios le muestra a Faraón y a todo Egipto de que Él era más poderoso que éste imaginario dios pagano. Hay una antigua referencia de una batalla que los egipcios perdieron debido a que sus enemigos pusieron una horda de ganado al frente de su tropa de avanzada. Funcionó porque los soldados egipcios no dispararían al ejército opuesto porque temían matar accidentalmente a lo que ellos consideraban como un ganado sagrado. Moisés le dijo a faraón de que los Israelitas serían librados, y Faraón creyó lo suficiente para confirmarlo. Sin embargo, él no cambió su corazón cuando fue probado de que Moisés y su Dios estaban en lo correcto.
La sexta plaga sería el sarpullido y llegó sin previo aviso. Moisés lanzó polvo hacia el cielo delante de Faraón y sobre toda la tierra de Egipto, produjo sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias. Era un polvo negro. Quizás ‘hollín’ sería una mejor palabra que lo describa, puesto que es descrito como un ‘polvo’ muy fino la cual sopla en el viento. Esta vez Dios decidió el no dar una advertencia misericordiosa a Faraón para que el se arrepintiera. Por primera vez las vidas humanas son atacadas y puestas en peligro, y esta era una sombra de la terrible décima plaga. La idea detrás de la antigua palabra hebrea para sarpullido es el de “quemar.” Da la idea de una hinchazón, inflamación de la piel. Era doloroso y las úlceras afectaron a personas y animales. Los hechiceros no podían estar delante de Moisés a causa del sarpullido: Esta plaga probablemente estaba dirigida al dios Egipcio Imhotep, quien se dice que era el dios de la medicina. Incluso aquellos que se pensaba que estaban más cerca de los dioses egipcios (los hechiceros de la corte) fueron golpeados con esta plaga.
Aquí, por primera vez, se dice que Jehová endureció el corazón de Faraón. Previamente Dios había anunciado de que él endurecería el corazón de Faraón y este era el cumplimiento de ello. Aún así, seis ocasiones se dice que Faraón endureció su propio corazón. Vemos que el endurecimiento del corazón de Faraón por parte de Dios era el reforzamiento de lo que él había puesto en si mismo desde el inicio. Esta es la primera ocasión en la que estas palabras se utilizan después de una plaga. Previamente la posición siempre había sido puesta del otro lado: Faraón había endurecido su propio corazón. La moraleja es que Dios endurece a aquellos que se endurecen a si mismos. Endurecer, es la expresión, no del propósito divino, sino el resultado de desobedecer a la solicitud divina. De hecho, todas las plagas fueron intencionadas y calculadas para ablandar, si solamente Faraón hubiera tenido la voluntad de ceder. Todo fue de acuerdo al plan de Dios, aún el endurecimiento del corazón de Faraón.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.