En la tribu de Leví, había tres familias principales – Gersón, Coat y Merari. Cada una de estas familias recibirían un deber específico en el servicio del Señor y de Su tabernáculo. Moisés y Aarón descendieron de Amram, hijo de Coat. Y Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés.
Este pasaje no solamente habla de los ancestros de Moisés y de Aarón, sino habla también de unos descendientes de Aarón. Sus hijos enlistados aquí son Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar; y de su nieto a través de Eleazar, del cual su nombre era Finees. Esta porción es importante debido a que el sacerdocio que eventualmente vendría por parte de la familia de Aarón pasaría a sus descendientes. Por lo tanto, era importante el saber exactamente quienes eran sus descendientes. Los hijos de Coré (primos de Moisés y Aarón; su padre, Coré, era el tío de Moisés) también tendrían parte de un significante evento antes de que Israel llegara a la tierra prometida (Números 16).
Jehová habló a Moisés en la tierra de Egipto diciendo: Yo soy JEHOVÁ; di a Faraón rey de Egipto todas las cosas que yo te digo a ti. Y Moisés respondió delante de Jehová: He aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de oír Faraón?
Dios previamente mandó a Moisés a hablar a Faraón. Después de la primera experiencia decepcionante, Moisés ahora vacilaba en su obediencia.
Cuando dice que es torpe de labios: Esto se puede referir a la idea de que Moisés tenía un problema con hablar, o debió de tener en su entendimiento de que él era un hombre pecador, y por lo tanto era indigno de ser usado.
El sentir de Moisés pudo ser similar al de Isaías, después escrito en Isaías 6:1-8. Isaías sabía de que él era un pecador ante la presencia de Dios, y sintió que el centro de su pecado estaba en sus labios – del modo de hablar y comunicarse de una manera que no glorificaba a Dios. Dios podía lidiar con los labios impuros de Isaías, y Él es más que capaz de lidiar con los labios incircuncisos de Moisés. Dios también es perfectamente capaz de lidiar con las cosas en nuestras vidas – reales o imaginarias – las cuales nos dificultan el ser usado por Él.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.