Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada: Algunos afirman que este pasaje no prohibía las relaciones sexuales prematrimoniales; pero lo prohibía (o al menos lo desalentaba enérgicamente) en la práctica, porque requería que un hombre se casara o mantuviera a la mujer con la que tuviera relaciones sexuales prematrimoniales. Esta ley enfatizaba el principio de que no había tal cosa como sexo casual. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento declaran que las relaciones sexuales tienen consecuencias duraderas. Esta ley animaba tanto a hombres como a mujeres a valorar la virginidad de una mujer. Dado que un hombre ha tomado a una joven sin pagar el precio de desposarla, ahora debe pagarlo, ¿pues quién mas pagará ahora? No es que la virginidad del hombre no tuviera valor o fuera ignorada; pero la ley alentaba a tener un mejor cuidado y preservación de la virginidad de la mujer hasta el matrimonio y circunstancias ventajosas para la crianza de hijos.
Si el hombre que se aprovechó de la mujer era considerado un marido completamente inaceptable por el padre de la agraviada, entonces ese hombre debía de pagar la dote sin recibir a la novia. Este era un fuerte incentivo en contra de tomar ventaja de mujeres jóvenes. Esta única consideración era un freno poderoso para las pasiones desordenadas y debía tender en gran medida a hacer respetables los matrimonios y prevenir todos los delitos de esta naturaleza.
Había tres pecados capitales. Entre los antiguos, la práctica de la hechicería tenía dos asociaciones. Primero, contacto con poderes o personas ocultistas o demoníacos. En segundo lugar, estados alterados a través de drogas y pociones. Se entendía que había una conexión entre el consumo de drogas y las prácticas ocultistas. Esta ley muestra que dicha comunicación es posible, y la penalización muestra que es peligrosa. Sin duda, muchos de los israelitas habían aprendido estas curiosas artes durante su larga residencia con los egipcios; y los israelitas estaban tan apegados a ellas, que encontramos tales artes en renombre entre ellos, y varias prácticas de este tipo prevalecieron a lo largo de toda la historia judía, a pesar de que el delito era capital y en todos los casos se castigaba con la muerte. Así, con franqueza y absoluta finalidad, se promulgó la ley de Dios contra todo tráfico con el mundo de los espíritus malignos.
Segundo pecado capital. Cualquiera que cohabitare con bestia: La bestialidad era practicada en el mundo antiguo, y aquí Dios específicamente la condena. Este acto sexual ofensivo aparentemente prevalecía entre los cananeos. La bestialidad no solo era una perversión obvia: figuraba tan a menudo en el ciclo cananeo ‘Cuentos de Baal’ que probablemente tenía un significado religioso para los cananeos. A algunos les sorprende que la bestialidad sea legal en algunas naciones europeas y que una subcultura la practique y promueva. Sin embargo, no debería sorprendernos; si el estándar de Dios es rechazado en un área de la moralidad sexual, entonces los estándares a menudo quedan en manos del individuo para decidir. Son la civilización cristiana y la moralidad las que han desalentado y condenado la fornicación, el adulterio, la pedofilia, la poligamia, la prostitución, la homosexualidad, la confusión de género y cosas por el estilo. A medida que la civilización y la moral cristianas son cada vez más objeto de burlas y rechazo, no es de sorprenderse que todas estas prácticas sexuales se practiquen, apoyen y fomenten cada vez más.
El tercer pecado capital es ofrecer sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová: En el antiguo Israel, estaba estrictamente prohibido sacrificar a los dioses paganos. Esta ley se violaba a menudo y raras veces se aplicaba esta sanción. Un raro ejemplo de su aplicación fue cuando Elías ejecutó a los profetas de Baal en 1 Reyes 18:40.
También dentro de las leyes se habla de la compasión por el extranjero. Una buena medida de nuestro carácter moral se encuentra en cómo tratamos a un extranjero. A las personas a menudo les resulta fácil tratar bien a su propia carne y sangre, pero Dios nos ordena que nos preocupemos por los demás; incluido el extranjero. La propia experiencia de Israel de haber sido extranjeros debería haberles dado la simpatía apropiada hacia los extranjeros en medio de ellos.
La viuda y el huérfano eran otros de los miembros más débiles y vulnerables de la sociedad. En una sociedad desenfrenada, de la supervivencia del más apto, serían los primeros en sufrir abuso y destrucción. Dios aquí ordenó que por lo menos, no fueran afligidos.
También habla de cuando prestares dinero. El interés estaba prohibido en los préstamos hechos a los pobres y la toma de la garantía colateral debía de ser razonable. La razón de la prohibición es presuntamente que el pobre toma prestado cuando lo necesita. El préstamo se considera una ayuda a un prójimo, y sería inmoral ganar dinero con su necesidad.
Solo los más pobres de los pobres se les tomaba en prenda el vestido. El hecho de que la prenda de alguien se pudiera usar como una retención colateral (bajo circunstancias reguladas) muestra que se trataba de préstamos, con un reembolso esperado y garantizado mediante la retención colateral. No eran regalos sino préstamos. Retener la prenda exterior (utilizada como garantía temporal) durante la noche estaba estrictamente prohibido, ya que incluso un préstamo sin intereses aparentemente requería algún tipo de prenda o garantía.
La medida más básica de la santidad es lo que decimos. A Dios le importa cómo hablamos de Él y de aquellos que tienen autoridad legítima sobre nosotros. Había leyes en cuanto a blasfemar en contra de Dios, pero aquí – combinado con “ni maldecirás al príncipe de tu pueblo”; sugiere que elohim aquí se refiere a los jueces legales de Israel, como a veces lo hace. Otra manera de honrar a Dios es darle lo que le corresponde. Cuando se nos ordena que le demos algo a Dios, es pecado no dárselo, o demorarnos en dárselo. De acuerdo con Éxodo 13:11-12, este mandamiento debía de ser obedecido cuando ellos llegaran a Canaán. Gran parte de la Ley mosaica no tenía sentido para Israel en el desierto y fue dada para prepararlos para la vida en Canaán.
En la conclusión de este capítulo vemos la gran razón de todas las ordenanzas y leyes que contiene. Ningún mandamiento fue emitido solamente por la soberanía de Dios. Se los dio al pueblo como restricciones sobre las pasiones desordenadas y como incentivos a la santidad; y por eso dice, Y me seréis hombres santos.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.