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Dios le dio a Nabucodonosor doce meses para arrepentirse, y él probablemente se olvidó del sueño en todo ese tiempo, pero Dios no lo olvidó. Babilonia era verdaderamente una de las espectaculares ciudades del mundo antiguo, la cual incluía los famosos jardines colgantes construidos por Nabucodonosor. Daniel sabía que la nueva Babilonia era la creación de Él (Daniel 4:30), algo que previamente se pensaba que no era cierto, y que fue verificado por la reciente arqueología. Nadie en el periodo Macabeo (segundo siglo A.C.) pensaba que Nabucodonosor había construido la nueva Babilonia.
En el Museo Británico hay seis columnas de escritos recuperados de Babilonia, los cuales describen los grandes proyectos de construcción de Nabucodonosor y su celo para engrandecer y hermosear la ciudad. La mayoría de los bloques encontrados en las excavaciones de Babilonia llevan esta estampa: “Nabucodonosor, rey de Babilonia, partidario de Esagila y Ezida, primogénito exaltado de Nabopolasar, rey de Babilonia.”
El anuncio del castigo llegó a Nabucodonosor en las mismas palabras que él escuchó en su sueño. Esto le mostró que el sueño estaba cerca de cumplirse, y él sería reducido hacia la existencia de un animal; específicamente un buey. La forma de locura en la cual los hombres piensan que son animales, e imitan el comportamiento de un animal a sido observado. No hay ningún registro correspondiente de este periodo de siete años de locura en los registros de historia secular de Babilonia – exactamente, como podríamos esperar, considerando las costumbres de aquel tiempo. Sin embargo, Abideno, un historiador griego, escribió en 268 A.C. que Nabucodonosor fue “poseído por algún dios” y que él “inmediatamente había desaparecido.” Algunos descartan este hecho de la locura de Nabucodonosor como si no fuera histórica, pero no hay ningún registro histórico de su actividad gubernamental entre 582 A.C. y 575 A.C. Este silencio es estrepitoso, especialmente cuando tenemos en mente como a los líderes de Medio Oriente les encantaba pregonar egocéntricamente sus logros y esconder sus vergüenzas. Aunque los críticos se han imaginado una serie de objeciones de aceptar este capítulo como auténtico y razonablemente certero, la narrativa actual habla de manera sensible, y las objeciones parecen triviales y sin soporte. Se le dio la oportunidad a Nabucodonosor de humillarse a si mismo, y no lo hizo. Ahora Dios le humilló, y la experiencia fue mucho más severa que si Nabucodonosor se hubiera humillado a si mismo.
El no podía liberarse de su locura sino hasta que Dios señalara el fin del tiempo. Luego él tuvo la oportunidad de humillarse a si mismo y alzar sus ojos al cielo. El solamente podía ver la verdad acerca de si mismo cuando él vio primeramente la verdad acerca de Dios. El Rey Babilonio vio quien era Dios, y él elocuentemente alabo Su soberanía. Después de esto su razón le fue devuelta. Este regreso de la razón resulta en adoración y en oración. Si creemos lo que Nabucodonosor creía acerca de Dios, en verdad se mostraría en nuestra vida de oración. Sabríamos que Dios puede cambiar el corazón y la mente del hombre, el curso de los ríos, el flujo del océano, la distribución de los recursos, y el señalamiento de ángeles.

Dios quería restablecer a Nabucodonosor. La meta no era el humillarle, sino el ponerle en el lugar apropiado delante de Dios y entre los hombres. Verdaderamente, Nabucodonosor aprendió que Dios puede humillar a los que andan con soberbia. La lección perdurable es clara: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes(Santiago 4:6). Ha habido muchos que se levantan de sus orígenes humildes hacia una gran gloria, y luego caen. Quizás es mejor el nunca haber sido levantado, que el ser levantado para caer. La mayoría, sino es que todos, caen por medio del orgullo; y una mirada orgullosa es el número uno en la lista de pecados que más odia Dios (Proverbios 6:16-19). También vemos que Dios se glorificará a si mismo entre las naciones. Cuando Nabucodonosor tomó algunos de los tesoros del templo de Jerusalén y lo colocó en los templos de sus dioses, él tenía razones para creer que sus dioses eran más fuertes que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Pero al final de Daniel 4, Nabucodonosor sabía cual Dios era el verdadero Dios. Y cuando Nabucodonosor lo supo, él no tuvo vergüenza de decirle a las personas de lo que él aprendió – él era un verdadero testigo, dando testimonio de las grandes obras de Dios. Algunos hallan un sentido profético significativo en este hecho. Ya que Babilonia es utilizada en las Escrituras como una figura del sistema del mundo en general, podemos decir: La locura de Nabucodonosor anuncia la locura de las naciones Gentiles y su rechazo de Dios. La caída de Nabucodonosor tipifica el juicio de las naciones por parte de Jesús. La restauración de Nabucodonosor prefigura la restauración de algunas de estas naciones en el reino del milenio.

Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.

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