El rey Josías profanó a Tofet, quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, derribó además los altares. Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera: Este pasaje revela algo de la extensión de la idolatría oficial en Judá. Fue expandida, elaborada, y en ella se había invertido mucho. Los anteriores reyes de Judá habían invertido mucho tiempo y dinero en honrar a estos ídolos paganos. Se requirió de un largo y dedicado compromiso de parte del rey Josías para llevar a cabo esta tarea.
El uso del caballo en el culto al sol fue esparcido en el Antiguo Oriente Próximo, lo cual es autentificado particularmente en fuentes asirias y arameas tangibles y grabadas.
Ya que el simbólico poste de madera podía ser quemado y pulverizado, la dispersión de las cenizas sobre los sepulcros de los hijos del pueblo sirvió para despreciar tanto al dios como a sus adoradores.
Parece que en el valle del hijo de Hinom se llevaban a cabo los ritos sagrados de Moloc, y toda la suciedad de la ciudad era llevada allí, y fuegos perpetuos eran mantenidos para poder consumirlos. Por lo tanto, se ha considerado como un tipo de infierno; y en este sentido es usado en el Nuevo Testamento.
Los rabinos dicen que Tofet llevaba su nombre por toph, un tambor, porque instrumentos de este tipo eran usados para ahogar los gritos de los niños que eran puestos sobre los brazos ardiendo de Moloc para ser quemados hasta morir.
El rey Josías fue tan diligente en sus reformas que derribó los altares localizados en el antiguo reino de Israel. Removió el altar pagano en Bet-el que había puesto Jeroboam cientos de años atrás.
Políticamente hablando, esto fue posible debido a que el Imperio asirio estaba débil durante los días de Josías. Josías pudo intervenir en esta área que estaba bajo el yugo del Imperio asirio porque estos estaban preocupados en otras cosas y no podían detenerlo.
El altar en Bet-el, que también fue alcanzado por las reformas de Josías, había sido establecido por Jeroboam a la muerte de Salomón; pero con el paso del tiempo una adoración puramente cananea al parecer había reemplazado la antigua adoración al becerro de oro.
Es notable el cumplimiento de una profecía hecha cientos de años antes. Las palabras de aquel profeta anónimo están registradas en 1 de Reyes 13:1-2: “He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres”. Josías tuvo cuidado de honrar la tumba de este profeta anónimo.
Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse