Dios le hablo al pueblo judío honestamente acerca de su condición pecaminosa, y de que entre los hombres no había quien juzgará su causa para sanarlos. A través de la historia ha habido unos pocos no judíos dispuestos a pararse con Israel enfrente de un profundamente arraizado odio hacia los judíos. En los días de Jeremías y después, el pueblo judío constantemente confiaba y se entregaba a las naciones extranjeras esperando que ellos los protegieran. En su lugar ellos los olvidarían. Los enamorados eran las naciones de los alrededores en quien Judá había confiado para enfrentarse a Babilonia.
Dios les recuerda que la catástrofe vino sobre ellos por su propia mano. No hubo accidentes o eventos de mala suerte. Dios le hablo con confort a su pueblo, asegurándoles su sentido de justicia; que aquellos que los han afligido y consumido ellos mismos irán en cautiverio y serán hollados. Porque su pueblo ha pasado por juicio y han reconocido su culpa, Dios pronuncia un pago en especie a sus enemigos. Dios promete traerles ruina a los enemigos de Israel, y restauración a Su pueblo. Ambos serán afligidos, pero solamente uno será restaurado. Dios promete restaurarlos porque las naciones enemigas trataron a Israel como a una desechada.
Para dar énfasis, Dios repite la promesa de restauración. Su presente cautividad en Babilonia no duraría para siempre, tampoco lo harían las cautividades futuras. Por el termino tiendas debemos entender “clanes,” eso es, personas que moran en tiendas. Jerusalén nunca permanecería como una ciudad muerta o desocupada. Dios la construiría y la restauraría de nuevo. Dios promete bendecir a las personas en la ciudad, haciéndolos regocijarse y multiplicarse. Pondrá honor sobre ellos en todas partes, para que ya no sean más menospreciados. Este será un verdadero gran cambio, porque ahora mismo ellos son despreciados en toda la faz de la tierra.
En el contexto de la última restauración del pueblo judío, Jeremías proféticamente describe a su Señor, el que finalmente gobernará sobre ellos. Él viene de en medio de ella; Él es uno de ellos. El fraseo aquí indica que el único gobernante se acercará a Yahvé de una forma especial, como un sacerdote y un representante del pueblo. Esto se refiere al Mesías, quien no es solamente un rey sino un sacerdote de acuerdo al orden de Melquisedec. Él tendrá el privilegio de acercarse a Dios. El uso en el antiguo testamento muestra que eso significa una posición sacerdotal y ministerial. Dios no hace esta pregunta porque no supiera la respuesta; Él hace la pregunta para llamar la atención hacia este, perfecto en obediencia y en corazón y quien podría acercarse a Dios el padre como sacerdote en favor de su pueblo.
Quien, si no Cristo el único que puede hacerlo, ¿O fue hecho apropiado para hacerlo? Dios les dice: Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios: Este es el resultado del acercamiento del rey sacerdote. El pueblo de Dios es llevado a una profunda y cercana relación con Dios. La tempestad es aquí una figura del juicio de Dios, viniendo como un tornado que trae destrucción y que no puede ser contenido o controlado. Antes de que pueda haber una bendición, el juicio debe de ser aplicado a la culpa.
El juicio del Señor es seguro. En su misericordia Él puede retrasarlo, pero sin duda llegará. El juicio del Señor también viene de su corazón, esto es una expresión del amor de Dios. Jeremías nos recuerda que mucho de lo de este capítulo espera hasta el fin de los días para su último y verdadero cumplimiento y esto será en los días del Mesías, pero especialmente al final del mundo, es cuando todas estas cosas tendrán su cumplimiento. Dios conoce el quebrantamiento y las heridas de Su pueblo. Cuando Él sane sus heridas, Judá será restaurado por completo. El pacto será restaurado y Dios será su rey. Este es el nuevo pacto eterno que será escrito en el corazón del pueblo escogido.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.