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Este texto nos habla de la necesidad de la predicación del evangelio. Pablo observa correctamente que todo se remonta a dicha predicación y los predicadores deben ser enviados por Dios y por la comunidad cristiana. Posiblemente, Dios pudo haber escogido cualquier medio para que llegara el mensaje de salvación, como mensajeros angelicales u obrando directamente sin un predicador humano. Sin embargo, la manera “normal” de Dios de traer a las personas a Cristo Jesús es por medio de la predicación del evangelio.

No es de extrañar cuando dice que hermosos son los pies de aquellos que anuncian buenas nuevas, son copartícipes con Dios para la salvación de los hombres. Los pies hablan de actividad, movimiento y progreso; Hermosos son los pies de aquellos que están activos y en movimiento en la obra de la predicación del evangelio. Obviamente, la salvación que Isaías profetizó no podía ser salvación a través de las obras o la ley. No es como si dijera: “Puedes estar justo delante de Dios si trabajas lo suficientemente duro” no es un evangelio de paz, y ese mensaje no trae buenas nuevas. Los profetas predijeron el rechazo del evangelio por parte de Israel. Hay en este pasaje varios testimonios del Antiguo Testamento que corroboran lo que el apóstol dice: El testimonio de Isaías 53:10. Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Si la salvación es tan simple, disponible a todos los que confían en la persona y obra de Jesús, ¿por qué Israel parece estar desechado de la presencia de Dios? Porque muchos de entre ellos no habían creído su anuncio, porque no habían confiado en la palabra de Dios por medio de Isaías y otros mensajeros del evangelio. Por lo tanto, ellos no son salvos. La fe salvadora viene por medio del oír, por la palabra de Dios. A pesar de que Israel oyó, ellos no ejercitaron la fe salvadora en Cristo, haciéndoles a ellos (y a nosotros) aún más responsables. El oír es un reflejo de la vida del primer siglo. Pablo no habla de la posibilidad de que el mensaje sea leído. Aunque había personas que sabían leer, el ciudadano común del primer siglo dependía más bien de poder oír algo.

Pablo cita el testimonio del Salmo 19:4 antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras. Esta cita prueba que la palabra del evangelio salió e Israel la oyó. Esto los hace más responsables de su rechazo a las buenas nuevas. Esto puede parecer una exageración: el evangelio aún no había sido llevado a toda la tierra, ni siquiera a todos los territorios que los habitantes del mundo grecorromano conocían. Pablo estaba bien consciente de eso; en este mismo tiempo estaba planeando la evangelización de España, una provincia en la cual el nombre de Cristo aún no era conocido. Pero en este momento el evangelio había sido llevado a la mayor parte del área mediterránea donde se encontraban judíos; y eso es todo lo que requiere el argumento. No hay ningún lugar de la tierra prometida en la que no se hayan predicado estas buenas nuevas; y escasamente hay un lugar en el imperio romano en el que no se haya escuchado la doctrina de Cristo crucificado: Si, por lo tanto, los judíos no han creído, la culpa es completamente suya; ya que Dios los ha equipado ampliamente con los medios de fe de salvación.

Ahora el apóstol tiene el testimonio de Deuteronomio 32:21. Dios le dijo a Israel que traería a otros a Él y los provocaría a celos. Sin embargo, Israel ignoró esta palabra también, haciéndolos más responsables. También el testimonio de Isaías 65:1. La profecía de Isaías era una advertencia que Israel ignoró, haciéndolos más responsables. Es extraño que Israel, por la mayor parte, haya rechazado el evangelio de su propio Mesías; Por extraño que fuera, esto también fue profetizado. No sorprendió a Dios ni a sus profetas. La evaluación de Dios del Israel desobediente que rechaza al Mesías. Son un pueblo rebelde y contradictor, y más aún debido a su gran responsabilidad ante Dios. Cuando oímos una prédica o leemos la Biblia, el Espíritu Santo siembra fe en nosotros en la cruz y en la resurrección de Jesús.
No hagamos oídos sordos a la palabra de Dios

Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.

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