Esta profecía en contra de Sedequías y su reino viene en el décimo o décimo primer año de su reinado. Nabucodonosor y el ejército babilonio habían venido en contra de Jerusalén y había rodeado la ciudad y puesto en asedio. Los versículos 21 y 22 de este capítulo da mayor información acerca del tiempo y del contexto. Dios dice acerca del ejército babilonio que se había retirado de Jerusalén, pero que Él les ordenaría regresar. Los eventos de estos capítulos están en el contexto de cuando los egipcios vinieron en contra de los babilonios durante el asedio, y Nabucodonosor brevemente retiró el asedio de Jerusalén para luchar con los egipcios al sur. Los líderes y el pueblo de Jerusalén pensaron que habían sido liberados, pero Dios y su profeta sabían que los babilonios regresarían. La estrategia de los invasores era el mantener la capital bajo asedio y reducir las fortalezas de los alrededores una a una durante el siguiente año. Cuando solamente Laquis y Azeca permanecían parecía que una esperanza de escape se vislumbraba, mientras las noticias del acercamiento de un ejército egipcio al mando del faraón Hophra (Jeremías 44:30) habían llegado a la capital, probablemente al final de la primavera o a principios del verano del 588 AC. A pesar de que el asedio había sido levantado temporalmente, Dios quería que Sedequías supiera que la ciudad y el reino serían conquistados por Su voluntad y el mandato. No eran solo los babilonios los que estaban en contra de Judá. Jerusalén fue de hecho destruida por el fuego Y se quemó la casa de Jehová, la casa del rey, todas las casas de Jerusalén y todas las casas de los príncipes se quemaron a fuego. (2 Reyes 25:9) Algunas veces, cuando una ciudad o un reino caen, el rey escapa. Dios quería que Sedequías supiera que este no sería el caso. Él sería capturado por el rey babilonio quien lo colocó en el trono de Judá como un rey vasallo (2 Crónicas 36:10), El mismo Nabucodonosor contra el que él se rebeló. Nabucodonosor lo juzgaría cara a cara, dice que sus ojos viendo sus ojos y te hablará boca a boca. Era de esperarse que él sufriría un muy duro castigo. El idioma hebreo es muy vívido dice: “Tus ojos verán los ojos del rey de babilonia y su boca hablará cerca de la tuya”. Tal tipo de confrontaciones son bien conocidas en los documentos del antiguo oriente. El mensaje del Señor para él era que el no debería confundirse por el temporal levantamiento del asedio; en esta situación no había esperanza. Recordando lo listo que está Dios para retirar amenazas como en Jeremías 18:8, 11, y la clemencia de Nabucodonosor a Jeremías por su predicación de rendirse que está en Jeremías 39:11-12, hace que nos preguntemos si incluso en este punto Sedequías pudo haber encontrado misericordia de Dios si tan solo se hubiera arrepentido. Sedequías tenía un terrible destino enfrente de él, pero él no moriría por la espada. Poco después de esta profecía, los babilonios capturaron a Sedequías. Después mataron a los hijos de Sedequías frente a sus ojos, le sacaron los ojos al rey, lo ataron con cadenas de bronce, y se lo llevaron a Babilonia. Sedequías tenía la poca consolación de una muerte pacífica y ser recordado con lamentos por sus súbditos. Algunos piensan que esta era una promesa condicional, y debido a que Sedequías no se volvió a Dios nunca fue cumplida. Los judíos tienen una tradición que dice que Nabucodonosor, en un día de festival, lo sacó de la prisión, y abusó tanto de él frente a sus príncipes para su entretenimiento, que por vergüenza y pena murió poco después; y que entonces Nabucodonosor, para hacerle algún tipo de compensación, lo llevó a enterrarlo de forma honorable, adoloridos sus antiguos súbditos quemaron incienso y lamentaron su muerte. Las especias quemadas en honor de sus padres no deben de ser confundidos con la pira funeraria tan bien conocidas en india. La cremación nunca ha sido una costumbre muy esparcida en la costumbre judía. Jeremías continúa siendo un profeta valiente. Sedequías tenía el poder de lastimar a Jeremías en muchas formas, pero el profeta no fallaba en entregar el mensaje de Dios. La ciudad de Laquis estaba alrededor de treinta millas al suroeste de Jerusalén. Debido a la amenaza egipcia, Nabucodonosor tuvo que asegurar los puntos estratégicos al sur antes de completar la conquista de Jerusalén. Arqueólogos han descubierto un foso en Laquis con los restos de alrededor de 1,500 bajas del ataque de Nabucodonosor. En las cartas de Laquis fueron descubiertas, escritos urgentes en pedazos de arcilla, todo lo concerniente al ataque babilonio y la conquista de ciudades como laquis y Azeca (que son específicamente mencionadas en las cartas de Laquis). Estas eran dos ciudades de Judá de considerable importancia: ellas habían sido fuertemente fortificadas por Roboham, 2 Crónicas 11:9-11; 2 Crónicas 32:9. Nuestro Dios no deja de mostrar Su misericordia, incluso en medio del juicio por el pecado de la desobediencia.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.