Es importante entender que la historia de Adán y Eva no es un pasaje opcional para ser aceptado o rechazado, o alegorizado. De acuerdo con el tema de Pablo aquí en Romanos 5, tú no puedes quitar la verdad de Génesis 3 sin quitar los principios que sientan el fundamento para nuestra salvación. Para Pablo, Adán era más que un individuo histórico, el primer hombre; también era lo que su nombre significa en hebreo: “humanidad”. Se considera que toda la humanidad existió primero en Adán.

Pablo no prueba esto, simplemente lo acepta como verdad. Significativamente, Adán es responsable de la caída de la raza humana, no Eva. Eva fue engañada cuando pecó, pero Adán pecó con pleno conocimiento. Dios le prometió a Adán que el día que comiera del árbol, ciertamente moriría. El principio de la muerte fue introducido en el mundo cuando Adán pecó y ha reinado en la tierra desde entonces. Cada tumba es una evidencia muda de la propagación y el reinado del pecado desde el tiempo de Adán. Ya que el pecado y la muerte están conectados, podemos saber que todos los hombres son pecadores, debido a que todos están propensos a la muerte. Un hombre sin pecado no está sujeto a la muerte, pero ya que cada persona está sujeta a la muerte; aún el bebé más pequeño, demuestra que toda la humanidad pecó en Adán.

La transgresión de Adán afectó a toda la raza humana; Como resultado de la transgresión de Adán murieron los muchos. Jesús da el don que afecta a toda la raza humana, pero de una manera diferente. A través de la gracia de Jesús, abundaron; para los muchos, la gracia y el don de Dios. La obra de Adán trajo muerte, pero la obra de Jesús trae gracia.

Podemos decir que Adán y Jesús ambos son reyes, cada uno instituyendo un reino. Bajo Adán, reinó la muerte. Bajo Jesús, podemos reinar en vida por uno solo, Jesucristo. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. La idea de Adán y Jesús como dos representantes de la raza humana a veces es llamada la teología federal, o a Adán y a Jesús a veces se les refiere como los principales federales. Esto se debe a que, bajo el sistema federal del gobierno, los representantes son elegidos y el representante habla por el pueblo que lo ha elegido. Adán habla por los que él representa, y Jesús habla por Su pueblo. El resultado de esta elección -elegir a Adán o Jesús- significa todo. Si elegimos a Adán recibimos juicio y condenación. Si elegimos a Jesús recibimos el don de gracia de Dios y la justificación. La desobediencia de Adán hace pecadores a la humanidad. La obediencia de Jesús hace a muchos justos. Cada representante comunica el efecto de su obra a sus “seguidores”.

Muchas personas tienen la idea de que donde reina la gracia, habrá un desprecio por la justicia y una actitud casual hacia el pecado. Pero eso no es el reino de la gracia para nada. Pablo escribió en otra carta lo que la gracia nos enseña: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente (Tito 2:11-12). La gracia reina por la justicia, y la gracia nos enseña justicia.

Donde quiera que gobierne la gracia, el estándar justo de Dios se respetará. El temor del legalista es que el reino de la gracia otorgará a los corazones malvados una licencia para pecar, pero las Escrituras no comparten ese temor. La gracia no permite el pecado, lo enfrenta directamente y va por encima del pecado para conquistarlo. La gracia no guiña a la injusticia, confronta el pecado con la unción de la cruz y la victoria ganada de la tumba vacía.

La gracia no es amiga del pecado; es su enemigo jurado. Como el calor se opone al frío y la luz a la oscuridad, así la gracia se opone al pecado. El fuego y el agua pueden coincidir en el mismo recipiente como la gracia y el pecado en el mismo corazón. Y, por la gracia soberana de Dios, hemos tomado ese camino de vida, obedeciendo al Padre como Cristo en la cruz.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.