Jeremías 42 describe como los capitanes del remanente de los judíos en la tierra guiaron a todos los que pudieron a Egipto, incluso en contra de su voluntad y del mandamiento de Dios. El Profeta se encontraba entre los que habían sido traídos a la fuerza y él les dio esta palabra a los judíos en Egipto. Esta palabra del Señor no era “Una palabra de confort” ¿Cómo podría serlo, si ellos vivían en abierta rebelión en contra del Señor? Más bien fue una palabra de reprensión y amenazas. ¿Por qué razón? Estaban siendo tercos y obstinados.
Dios empieza esta palabra para estos descarriados judíos presentándose con dos nombres. Él sigue siendo Jehová de los ejércitos, el Dios de los ejércitos poderosos. Y también sigue siendo El Dios de Israel, incluso aunque a ese tiempo Israel no existía como un reino propio. Estas cosas que no parecían existir eran de cualquier manera reales delante de Dios y de su plan. Dios le recordó a su pueblo; ahora en Egipto, porqué el juicio vino sobre Judá. Venía de Dios mismo, a causa de la maldad que ellos cometieron para hacerlo enojar, especialmente por la maldad de la idolatría.
A pesar de que todo eso había sucedido en cumplimiento de las advertencias de Jeremías sobre el juicio en el atardecer de Jerusalén, los refugiados de Mizpa no habían aprendido nada. La idolatría persistía. Dios envió a sus profetas para instruir y advertir al pueblo, pero ellos no los escucharon. Su pecado (especialmente la idolatría) era lo suficientemente malo; pero su rechazo a ser corregidos era fatal. Por lo tanto, fueron puestas en soledad y en destrucción por el juicio de Dios.
Spurgeon dice: ¡Oh! Dice alguien, “el pecado es algo dulce.” No, no; es una cosa abominable. “Es una cosa deliciosa,” dice otro. No, es una cosa abominable. ¡Oh!, pero está de moda; puedes verlo en las cortes de los Reyes, y príncipes, y los grandes hombres de la tierra lo aman. A pesar de que lo hacen, es una cosa abominable. A pesar de que se arrastrará y trepará en los tronos de los reyes, y se esparcirá por las joyas de la corona seguirá siendo una cosa abominable.
Hay un sentido de sorpresa en las palabras de Dios, como si Dios no pudiera creer que su pueblo sería tan tonto como para rechazar su palabra y rebelarse contra sus mandamientos; con la devastación del juicio tan fresca en su memoria. Este es un sermón conciso y penetrador, no muy diferente al que predicó Esteban, por el cual fue apedreado en Hechos capitulo siete y de forma lo suficientemente similar este fue el último sermón de Jeremías también. También hay un sentido de sorpresa en la naturaleza autodestructiva de su pecado. Era cierto que habían pecado contra Dios, pero también habían pecado terriblemente contra ellos mismos.
Era lo suficientemente malo que Nabucodonosor se hubiera llevado a casi todas las personas fuera de Judá en el exilio de Babilonia. Pero en cierta manera era aún peor que el remanente del pueblo de Dios fueran todos removidos de la tierra, ya fuera por elección o por ser obligados a ir a Egipto. Aquellos que fueron a Egipto rápidamente empezaron a adorar a los dioses de Egipto. El mismo corazón de idolatría que los llevó en Judá a adorar a los ídolos de los canaanitas ahora los llevaba tras los ídolos egipcios. Esto revela una de las razones por las que Dios les ordenó que no fueran a Egipto, sino que confiaran en su protección y se quedaran en Judá.
Dios promete que el bendecirá y restaurará a los exiliados que fueron a Babilonia. El promete solamente juicio para aquellos que se fueron a Egipto por elección propia, prometiéndoles que se convertirían en maldición y oprobio. La respuesta a la pregunta era obvia; ellos se habían olvidado de la maldad de sus padres, de sus Reyes, de sus esposas, y especialmente de su propia maldad. Ellos sufrirían grandemente por olvidarse de todo esto. Aquellos que no aprenden del ejemplo, son dignos de ser convertidos en ejemplos. El remanente demostró que no se habían arrepentido ni contristado. La idolatría no solo nos lleva a inclinar nuestro corazón a dioses ajenos, sino que también causa enemistad con Dios. La clave para mantenernos lejos de la idolatría es amar solo a Dios con todo nuestro corazón, fuerzas y mente.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.