Jeremías predice juicios contra los falsos profetas que engañan a los judíos de Babilonia. Mentir era malo; mentir al pueblo del Señor, ilusionarlos con una falsa esperanza era peor, pero pretender que sus propias mentiras se apoyaban en el Dios de verdad, era lo peor de todo. Ellos halagaban a los demás en sus pecados, porque no podían reprobarlos sin condenarse a sí mismos.

Los pecados más secretos son conocidos por Dios; y hay un día venidero en que sacará a la luz todas las obras ocultas de las tinieblas. Semaías insta a los sacerdotes a que persigan a Jeremías. Tienen sus corazones miserablemente endurecidos los que justifican hacer el mal por tener el poder de hacerlo. Ellos estaban miserablemente esclavizados por burlarse de los mensajeros del Señor, y abusar de sus profetas; no obstante, en su angustia transgreden todavía más contra el Señor.

Las aflicciones en sí mismas no curan a los hombres de sus pecados, a menos que la gracia de Dios obre con ellos. Los que, como Semaías, toman a la ligera las bendiciones merecen perder el provecho de la palabra de Dios. Las acusaciones contra muchos cristianos activos, en toda época, no son más que esto: que aconsejan con fervor a los hombres que atiendan su interés y deber verdadero y esperen el cumplimiento de las promesas de Dios de la manera que Él ha establecido.

Nuestro texto de hoy comienza con el segundo mensaje para Semaías de Nehelam, quien le envió cartas al sumo sacerdote Sofonías, diciéndole que detuviera y castigara a todo hombre loco que profetice, queriendo decir a Jeremías (y tal vez a otros).

La palabra Loco: Meshugga, quiere decir alguien en un arrebato de éxtasis; como los que aparecían en los profetas, ya fueran falsos o verdaderos, cuando estaban bajo la influencia, del único Dios, o los otros de los demonios. Hay al menos dos casos de ellos en 2 de Reyes 9:11 y en el libro de Oseas 9: 7. Sofonías debería de saber, también, que los cepos no habían silenciado a Jeremías antes, ni tampoco lo haría el agregar un collar de acero. En su cata le pregunta al sacerdote: ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza?: Semaías quería que Sofonías hiciera todo lo que pudiera para oponerse y desacreditar a Jeremías, negando el mensaje de que ellos estarían en el exilio por un largo periodo del tiempo que debería hacer su mejor esfuerzo.

Y el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías: Cuando la carta de Semaías llegó a Jerusalén y Sofonías la leyó fue para darse cuenta que en la misma el se exaltaba a sí mismo y criticaba a Jeremías. Dios dirigió a Jeremías a responder con una declaración profética contra Semaías. Dios castigaría a este falso profeta y a su familia. Ellos morirían sin descendientes y nunca verán el bien que yo haré a mi pueblo.

Una razón para mantenerse fieles a Dios a través de las dificultades de la vida es simplemente para que podamos estar cuando Dios haga increíbles cosas buenas por su pueblo. La profecía de Jeremías de edificar casas y plantar huertos en Babilonia, había sido interpretado por Semaías como la destrucción de Judá. ¡Qué tragedia considerar las palabras de un verdadero profeta como las de un hombre loco! Los soberbios y los rebeldes no tienen oídos para oír, y mucho menos si se trata de la Palabra de vida. Dios siempre piensa bien de su pueblo y detrás de la aflicción del tiempo presente, Él ha preparado un futuro hermoso para nosotros. Pero los rebeldes, que se han opuesto a la voluntad de Dios, de ninguna manera podrán ver el bien que Dios hará a Su pueblo. +

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.