Como muchos salmos, el rey David escribió esto desde una época de angustia. Sin embargo, es un cántico de confianza y triunfo: porque David no estaba en tinieblas ni en peligro supremo, porque Jehová era su luz y salvación. Dios mismo trajo luz a la vida de David. David no se desesperaba en la oscuridad y todo lo que representaba. Dios lo había rescatado una y otra vez, y lo haría por la eternidad. La palabra hebrea para salvación significa ‘liberación’ explícitamente, y nuevamente, esto probablemente tiene que ver con la liberación de los enemigos inmediatos del rey.
David era un guerrero hábil y experimentado y debe haber sido un hombre de impresionante fuerza física. Sin embargo, veía al Señor como la fortaleza de su vida. David sabía algo de lo que el apóstol Pablo escribiría muchos años después: Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10). El salmista usó la herramienta poética de la repetición para exponer su punto y reunir ideas paralelas. Debido a que Dios era su luz, su salvación y su fortaleza, en verdad no había razón para temer o atemorizarse. Él recordaba cómo Dios había demostrado ser confiable en el pasado. Hubo momentos en que los malignos o incluso un ejército se lanzaron contra él, pero Dios aún así mostró ser la luz de David, su salvación y su fortaleza. Debido a su confianza en el Señor, el salmista no tiene miedo. En su ser interior no hay miedo.
El tono del canto cambia repentinamente de la celebración a la contemplación. La experiencia de la bondad y grandeza de Dios hacía que Su siervo pensara en lo maravilloso que es buscarlo y experimentar Su presencia. David deseaba poder vivir en el tabernáculo mismo, rodeado todos los días por la presencia y la belleza de Dios. Él sabía que había hermosura en la naturaleza y la presencia de Dios, una hermosura que podía ser percibida por el ojo de fe que estaba atento. No podía pensar en una ocupación más grande que llenar su mente y corazón con la bondad y grandeza de Dios. En la presencia de Dios, David deseaba pasar de la contemplación a la indagación. Quería saber más de Dios y más de Sus caminos. El salmista sabía que había una bendición y protección especiales para el que buscaba a Dios con sinceridad. No era una promesa para evitar todos los problemas, sino para brindar seguridad y bendición incluso en medio de ellos.
David creía que una vida invertida buscando a Dios conocería una medida de seguridad y protección, incluso en la presencia de enemigos que le rodean. Dos cosas hacen que la cabeza se incline hacia abajo – el miedo y la vergüenza; la esperanza alivia de ambos el corazón del cristiano y por eso le prohíbe dar cualquier señal de desaliento con un semblante abatido. La vida de David estuvo llena de celebración y gratitud por todo lo que Dios había hecho. Cantaba alabanzas a Jehová, quien lo bendecía con Su presencia y lo rescataba con tanta frecuencia. La celebración de la primera mitad de este salmo podría hacernos pensar que todo era fácil para David. Uno podría pensar que cuando llegaban los problemas no había lucha, ni con él mismo ni con Dios. Sin embargo, David nos mostró que incluso él – el que buscaba a Dios con tanta pasión – a veces sentía que Dios no lo escuchaba de inmediato.
Dios invitaba a David a buscarlo; sin embargo, había un sentido en el que David sentía que Dios se estaba escondiendo de él (No escondas tu rostro de mí). David no se enojó con Dios ni se volvió contra Él; en su decepción buscó a Dios con mayor diligencia y desesperación (No me dejes ni me desampares). Él sabía que el amor y el cuidado de Dios podían ir más allá de los lazos humanos más estrechos. Probablemente David no esperaba que sus padres lo dejaran; sin embargo, incluso si lo hicieran, Dios no lo haría. Enséñame, oh Jehová, tu camino: Esta era una simple oración por una vida de verdadero discipulado. David no quería vivir a su manera, sino en el camino del Señor. No pedía transitar por un camino fácil, sino por un camino nivelado o uniforme, un lugar donde pudiera estar firme. Es la misma palabra utilizada en Salmos 26:16 para describir un camino de rectitud. La palabra enemigos es traducida como “enemigos vigilantes”, y eso transmite exactamente la idea. Es la de los enemigos al acecho, esperando cogerlo desprevenido, para atacarlo a traición. La senda de rectitud que él pide es una, por la que transitando no habrá trampas ni lugares al acecho para estos enemigos. La búsqueda de David por Dios y su conocimiento del Señor lo llevaban a esta declaración triunfante. Se habría desmayado, pero sabía que el buen Dios encontraría la manera de mostrar Su bondad en esta vida (así como en la siguiente). Algunos especulan que David se refería a la vida por venir cuando escribió sobre la tierra de los vivientes. Se puede decir correctamente que esta es la tierra de los muertos; en la que hay más muertos que vivos, más bajo tierra que por encima de ella; donde la tierra está más llena de tumbas que de casas; donde la vida yace temblando bajo la mano de la muerte; y donde la muerte tiene poder para tiranizar la vida. Finalmente, el rey David nos habla a todos. Desde la reserva de su experiencia, él puede animarnos a buscar a Dios (espera a Jehová) y a tomar ánimos en Él (esfuérzate). Como en Isaías 40:31, la idea detrás de espera a Jehová no es sentarnos pasivamente hasta que el Señor haga algo. Sí, Dios nos da fuerzas; pero no esperamos que venga como si las estuviera derramando en nosotros mientras nos sentamos pasivamente. Él nos las da mientras lo buscamos y confiamos en Él, en lugar de depender de nuestras propias fuerzas. Si somos débiles es porque no esperamos a Jehová. Debemos esperar a Jehová: ·Como un mendigo espera limosnas en la puerta del rico. ·Como un estudiante espera para ser enseñado. ·Como un siervo espera a sus amos. ·Como un viajero espera por direcciones del guía. ·Como un niño espera por sus padres.
Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.