Las circunstancias exactas bajo las cuales David escribió este Salmo son desconocidas, y pudo haber sido durante muchos periodos de su vida. David sabía lo que era el sentir que los fieles desaparecían de entre los hijos de los hombres. Él era un guerrero y un temible soldado; pero aquí vemos que también debía batallar con el chisme y la murmuración; de habladores ociosos y engañosos. David sabía lo que era sentirse totalmente solo en este tipo de batalla, donde pareciera que nadie alzaría la voz para defenderlo. En lugar de eso le llevó el caso al Señor. Se puede sentir que David probablemente hubiera preferido el batallar con espadas y escudos que estar entre los chismes y murmuraciones que le rodeaban. David vio alrededor de él a aquellos que hablaban con una lengua ociosa, y aquellos que eran mentirosos de doble cara. Podemos imaginar fácilmente a una viciosa campaña de murmuraciones en contra de David de entre aquellos que querían el favor del mal aconsejado rey. La esencia de los labios lisonjeros es que dicen lo que las personas quieren oír. Hay muchos habladores hoy día, aun dentro de la iglesia, esos que conocen la respuesta correcta para cualquier ocasión, pero que hablan sin transparencia u honestidad de corazón. Constantemente hablan lo que las personas esperan oír, o lo que se asume que es apropiado en lugar de lo que realmente piensan, sienten o hacen.

Hablan con doblez de corazón. En el original dice, Un corazón y un corazón: uno para la iglesia, otro para el cambio; uno para los Domingos, otro para los días de trabajo; uno para el rey, otro para el papá. Un hombre sin un corazón es una maravilla, pero un hombre con dos corazones es un monstruo. David despreciaba estas lenguas destructivas, no solamente por lo que decían, sino por el orgullo el cual ocasionaba que fuera muy difícil de detenerlas. Es como si dijeran libremente, “Nunca podrás hacer que nos detengamos de hablar lo que queramos.”

Estos destructivos habladores decían lo que querían; pero no podían detener a Jehová Dios decir lo que Él deseaba. De una manera maravillosa y dramática el Señor anunció que actuaría de parte de los pobres y menesterosos, víctimas de los soberbios, quienes no paran de hablar. Piensa en Dios levantándose en su fuerza. Cuando se hubo levantado, la tierra se sacude terriblemente; nada queda de pie una vez que se ha levantado. “Pobre, enfermo, necesitado, afligido, suspirante hijo de Dios, eres tú quien puede hacer que se ponga en este maravilloso estado de actividad.” Dijo: Spurgeon Las palabras de Jehová son palabras limpias: En contraste con los labios ociosos, de doble cara, mentirosos, y de los labios jactanciosos de los adversarios de David, las palabras de Dios son limpias, como si fueran plata refinada… purificada siete veces. Las palabras de Jehová son santas en sus preceptos, Justas en sus leyes, tienen gracia en sus promesas, sus estatutos son significativos, verdaderos sus relatos, e infalibles sus predicciones. ¡Que son millares de oro y plata comparado a los tesoros de la página sagrada! Esto significa que la palabra de Dios puede ser confiable en todo sentido. Es buena, limpia, y probada profundamente. Podemos confiar que Dios ha probado Su propia palabra; pero también ha sido probada por estudiantes, eruditos, críticos, y escépticos a través de los siglos – y la Palabra de Dios aún permanece. Es como un poderoso yunque que ha gastado incontables mazos que han golpeado contra él.

La Biblia ha pasado por el horno de la persecución, crítica literaria, duda filosófica, y descubrimiento científico, y no ha perdido nada sino aquellas interpretaciones humanas que se adhieren como si fuera una aleación de un precioso mineral. La experiencia de los santos la han probado de cualquier manera concebible, pero ninguna sola doctrina o promesa ha sido consumida en el calor más excesivo.

El salmista rompe en alabanza por la pureza de Sus palabras, y declara que Jehová las guardará y preservará. Y esto se refiere a sus palabras. No hay una promesa hecha de un avivamiento o renuevo extendido. Es la salvación de un remanente y la preservación de Sus propias palabras las cuales Jehová promete. David sabía que la existencia y exaltación de la limpia palabra de Dios no eliminaría a los malos. Aun existirían y levantarían cerca como pudieran, pero nunca con la certeza de la victoria final. Podríamos sentir que este Salmo termina de manera triste, con una nota deprimente. Pero David tenía una visión realista en su panorama. Él sabía que aun con la preciosa y limpia palabra de Dios disponible a los hombres, muchos de los hijos de los hombres todavía van a optar por que la vileza sea exaltada. Podremos decir que David casi lo sintió como un reto. Deja que los hijos de los hombres exalten la vileza; él exaltaría la pura y preciosa Palabra de Dios. Eventualmente todos verán al ganador de este concurso. Deja que los impíos hagan lo más vil; Dios ayudándole, David haría lo mejor y vería la victoria del Señor.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.