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Jesús advirtió libre y honestamente a sus discípulos que enfrentarían persecución. Ya que fueron enviados sin protección policial o militar, los envió como a ovejas en medio de lobos. Después de todo, la misión de las ovejas a los lobos es esperanzadora, ya que vemos en el mundo natural que las ovejas, aunque son tan débiles, sobrepasan en número por mucho a los lobos que son tan feroces. A pesar de su posición vulnerable, los seguidores de Jesús no debían defenderse con formas mundanas de poder. Ellos debían permanecer sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes. La sabiduría evitaría que atraigan problemas innecesariamente o les mostraría cómo evitarlos sin compromiso.

El permanecer sencillos les impediría ceder a la tentación de la venganza. Jesús también les advirtió que serían perseguidos por hombres en el ámbito cívico (concilio) y en el ámbito religioso (sinagogas). Podían esperar oposición por parte del ayuntamiento y de los pasillos de la religión. Esta era una declaración notable, reconociendo la gran influencia que tendría el evangelio y sus predicadores. Gobernadores y reyes los notarían, y los arrestarían y llevarían a juicio. Ya que fueron perseguidos por causa de Jesús, podían ser un testimonio para los perseguidores tanto religiosos como cívicos.

Los discípulos de Jesús podían tener plena confianza en Dios en ese momento, sabiendo que Dios hablaría a través de ellos sin importar si no estuvieran preparados. La humillación no era lo que atemorizaba a los primeros cristianos, ni tampoco el dolor cruel o la agonía. Pero muchos de ellos temían que su propia falta de habilidad en palabras y defensa pudiera perjudicar en vez de elogiar la verdad. Es la promesa de Dios que cuando un hombre está bajo juicio por su fe, las palabras vendrán a él. El Espíritu de su Padre hablaría a través de ellos en el momento necesario, incluso si no estaban preparados con una declaración.

Jesús sabía que en algunos casos el evangelio dividiría a familias, y que algunas de las persecuciones más amargas se llevarían a cabo entre familias. Jesús dijo claramente que la persecución a veces resultaría en muerte. A pesar de que la mayoría de los cristianos han sufrido la persecución en ámbitos económicos o sociales, a través de los siglos, literalmente millones han dado su vida en fidelidad a Jesús. A veces esto ha sido cierto; cuando culturas enteras han aborrecido a los seguidores de Jesús. El compromiso de perseverar hasta el fin se requiere para aquellos que van a enfrentar las tormentas de la persecución. Nosotros quienes enfrentamos poca persecución real tenemos poco entendimiento de lo difícil que es soportarla. Jesús les enseñó a sus discípulos que era incorrecto cortejar el martirio. No debían correr hacia la persecución, o siquiera permanecer si tenían la oportunidad de un escape honorable. Si podían huir a la otra ciudad, debían hacerlo.

No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre: Esta es una de las declaraciones más difíciles de entender de Jesús en Mateo. ¿Podría Jesús realmente referirse a que Él volvería a esta tierra antes de que los discípulos pudieran recorrer todas las ciudades de Israel? Si es así, esto haría que Jesús estuviera equivocado en esta predicción. En cambio, es mejor ver Su “venida” en este pasaje como Su venida en juicio sobre Judea en el año 70 d.C. la cual sucedió antes de que el evangelio llegara a cada ciudad de Israel. Esto es el cumplimiento del día del juicio advertido en Mateo 10:15. En muchas maneras, el juicio derramado por Dios sobre Judea por medio de los ejércitos romanos en el año 70 d.C. fue peor que el juicio que vino sobre Sodoma y Gomorra.

En pocas palabras, los discípulos no deben esperar ser tratados mejor de lo que Jesús fue tratado. Si llamaron a Jesús mismo Satanás (Beelzebú), ¡cuánto peor deberían esperar los discípulos de Jesús! Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor: Esta es la misma meta del discípulo y del siervo de Jesús. Simplemente queremos ser como nuestro Maestro y Señor. Los discípulos de Jesús podían tener confianza de que la verdad sí prevalecería, así que podían salir y predicarla con audacia, a pesar del peligro de persecución. Jesús también prometió a sus seguidores perseguidos que se conocería la verdad de su honorable sacrificio, aun si los perseguidores hicieran su mejor esfuerzo para ocultarla entre las páginas de la historia. Dios revelará todo y justificará a Sus siervos y revelará el crimen de aquellos que pensaron que lo habían escondido. El mensaje de Jesús fue gloriosamente público. No era para unos pocos en secreto y no era para ser ocultado de ninguna manera. No hay un mensaje para el círculo interno y otro para los que están afuera. Tal vez aquellos que están afuera no entiendan el mensaje, pero pueden escucharlo y no se les debe ocultar. Es a Dios a quien se debe temer, no a los hombres que persiguen a los seguidores de Jesús. Lo peor que pueden hacer es destruir al cuerpo, pero ser un cobarde ante Dios puede tener consecuencias eternas. No hay cura para el temor del hombre como el temor de Dios.

Los discípulos de Jesús no necesitaban tener miedo, porque Dios verdaderamente cuidaba de ellos, hasta en el más mínimo detalle. Si Dios cuida de los pajarillos, y enumera los cabellos de nuestra cabeza, también prestará atención especial a nuestras necesidades. Los perseguidos sienten fácilmente que Dios se ha olvidado de ellos, pero no lo ha hecho. El discípulo debe de confesar a Jesús públicamente, delante de los hombres. Si no estamos dispuestos a hacer pública nuestra alianza con Él, no podemos esperar que Él haga pública su alianza con nosotros. Realmente no existe tal cosa como un cristiano “secreto”, al menos no en un sentido permanente. Esto es una contradicción. Cada vida cristiana debe proporcionar evidencia suficiente que pueda ser vista por el mundo, de que en verdad son cristianos. Es de temer que muchos cristianos modernos, si son arrestados por el delito de seguir a Jesús y juzgados en un tribunal, se les retirarían los cargos por falta de evidencia. Jesús afirmó que el destino eterno de uno dependía de su respuesta a Él.

Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.

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