Hay apariciones frecuentes en el Antiguo Testamento del ángel de Jehová la cual indica que es Dios mismo. Asumiendo que esto fuera una aparición divina (como el autor parece que así fue), conjeturamos que este era Cristo Jesús que se apareció al pueblo de Israel antes de Su aparición encarnada en Belén. Sabemos que este es Jesús por dos razones. Primero, porque el ángel de Jehová aquí reclamó divinidad al decir que Él fue el que sacó a Israel fuera de Egipto, quien hizo un pacto con Israel y quien personalmente llamó a Israel a la obediencia. Segundo, porque esta persona, apareciendo en forma humana delante de Israel, no puede ser Dios el Padre, porque el Padre es descrito como invisible (1 Timoteo 1:17) y quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver (1 Timoteo 6:16). La idea de que Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, aparezca como hombre antes de Belén es provocativo, pero lógico. Sabemos que Él existía antes de Belén (Miqueas 5:2

Es el patrón general de Dios el recordarnos de Su gran amor y fidelidad antes de llamarnos a la obediencia y a confrontar nuestro pecado. Le amamos porque Él nos amó primero y solamente le podemos obedecer en verdad mientras andamos en Su amor y permanecemos en Su pacto con nosotros. Las palabras, “No invalidaré jamás mi pacto con vosotros” nos recuerdan que, aunque Israel nunca vivió plenamente la parte que les tocaba del pacto, Dios prometió que Él nunca olvidaría Su parte del pacto. El ángel de Jehová anunció que Él permitiría que la obra de poseer la tierra estuviera sin terminar siendo esta la forma de corregir a un Israel desobediente. Dios no haría la obra de conquistar todo Canaán por Si mismo. En los primeros años de la campaña en Canaán Dios peleó por Israel de una manera sobrenatural. Pero Él nunca tuvo la intención de que toda la campaña para conquistar a los Cananeos fuera de esta manera.

A menudo deseamos que Dios haga la obra de la madurez del cristiano por nosotros; que una mañana pudiéramos despertar y que la certera obsesión por el pecado ya no este. A veces Dios nos concede una liberación milagrosa, y le alabamos por ellos. Pero más a menudo Él requiere nuestro compañerismo con Él en el proceso del crecimiento cristiano. Nuestro compañerismo es importante para Dios porque muestra que nuestro corazón esta donde Su corazón esta; que en realidad estemos creciendo en nuestra cercanía con Dios. El anuncio de que los cananeos quedarían como problemas para la nación, fue prometido de antemano a Israel si ellos no pudieran sacar en fidelidad a los cananeos. Números 33:55 nos dice: Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.

El pueblo alzó su voz y lloró: Esta respuesta emocional por parte del pueblo dio mucha esperanza. Con todo el llanto y el lamento, había una razón para creer que la palabra de Dios tuvo un profundo impacto sobre ellos, y que estaban de camino hacia un reavivamiento genuino de la obra de Dios entre ellos. Tristemente este no fue el caso. El registro subsecuente del Libro de Jueces muestra que esta reacción inicial de tristeza y arrepentimiento no maduró en un arrepentimiento real y duradero. El arrepentimiento verdadero se muestra a si mismo en la acción, no necesariamente en el llanto. Podemos lamentarnos sobre las consecuencias de nuestro pecado sin lamentarnos sobre el pecado en si.

Ellos ofrecieron sacrificios a Jehová: Con esto, ellos hicieron lo correcto. Cualquier consciencia de pecado nos debe de conducir al sacrificio señalado por Dios. En aquellos días eso significaba ofrendas de toros y carneros por el pecado; en nuestros días significa el recordar el sacrificio de Dios por nosotros en la cruz de Cristo Jesús. El libro de jueces comienza como una retrospectiva, viendo hacia los días aún antes de la muerte de Josué (la cual fue descrita en Jueces 1:1). Esta poderosa respuesta hacia el ángel de Jehová comenzó cuando Josué aún vivía.

El legado de Josué fue visto en la piedad de Israel durante su liderazgo. Él en verdad fue uno de los grandes hombres de Dios en la historia. Siervo de Jehová es un título profundamente significativo para Josué. Es únicamente aplicado para los grandes hombres de Dios como Moisés y los profetas valientes. Israel también fue fiel con Dios en los días de los sucesores inmediatos de Josué. Pero después de eso, una generación se levantó, la cual no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. La nueva generación no tenía una relación personal con Dios, y no tenía una consciencia personal de Su poder. Dios era alguien que con el cual estaba relacionado con sus padres, y quien hizo grandes cosas en la generación de sus padres.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.