En su discurso a Job, Dios se movió de la distante expansión de las constelaciones, bajó a las nubes, bajó hasta la mente humana, y aquí aún más hasta el simple instinto animal, como la habilidad de cazar presa para el león. Job ni siquiera podía hacer esto; por lo tanto, era presuntuoso para él demandar respuestas de Dios de la manera en que lo hizo.

Dios provee de comida para las aves (Mateo 6:26); sería imposible para Job o para cualquier otro hombre hacerlo. Aquí Dios está recordándole a Job la distancia entre Él y Job. La opción es de alguna manera aleatoria, como si Dios estuviera diciendo, “Aquí hay algunos especímenes de todas mis creaturas, grandes y pequeñas, aladas y no voladoras, salvajes y domesticadas – pero todas bajo mi cuidado y dominio.”

Dios siguió bajando el nivel de conocimiento para Job. Él podía, posiblemente, conocer hechos de la naturaleza por simple observación. Sin embargo, incluso este nivel relativamente bajo de conocimiento superaba a Job. Las crías de una cabra montés, a diferencia de los niños humanos que necesitan de años de cuidado, pueden pararse a minutos de su nacimiento y pronto se van brincando a desarrollarse en lo salvaje.

Aunque Job no conocía estos principios del orden natural, al mismo tiempo creía que el orden parecía funcionar bastante bien. Todas estas preguntas llevaron a Job ante otra verdad: “Veo que este mundo hecho por Dios opera con increíble orden y sabiduría; ¿puedo negar su sabiduría y dominio de todas las cosas solo porque hay cosas en mi vida que no puedo entender? ¿O debería simplemente confiar en este Dios que hace todas estas otras cosas maravillosamente bien?”

Se encorvan, hacen salir sus hijos: Aquí Dios le recordaba a Job del arreglo de crecimiento y madurez. Él había diseñado el orden natural. ¿Diseñó Job esto, o siquiera conocía mucho al respecto?

En otras palabras, Dios es el Dios de la naturaleza, y las cosas suceden hoy en el mundo de la naturaleza porque Dios hace que sucedan. Sin Dios, la naturaleza estaría muerta; nada ocurriría, no habría primavera, ni verano; no habría otoño ni invierno; no habría tormentas; tampoco habría ninguna clase de movimiento en este universo. Todo llegaría a paralizarse, a un punto muerto si no hubiera un Creador y Sustentador detrás. ¡Piénselo detenidamente! Eso es lo que Dios le estaba explicando a Job. Él estaba revelando Su grandeza. Después, Job tendría la oportunidad de contestar y más adelante veremos cuál es su respuesta.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.