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¿Cómo viene la palabra de Jehová a nosotros? En la Biblia, sucedió de muchas diferentes maneras: por una aparición personal de Dios, por una voz audible, por visiones o sueños, por el ministerio de ángeles, por la obra del Espíritu de Dios en la mente de la persona, por el avivamiento de un pasaje de las escrituras en nuestros corazones, o por el ministerio de un profeta o predicador. Dios dijo a Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande: Había una razón muy buena para que Dios dijera eso, pues Abram acababa de derrotar a un gran ejército, de una confederación de 5 reyes, él tenía motivos para preocuparse por su seguridad. Se esperaría un ataque de revancha. Él necesitaba un escudo porque esperaba ser atacado. Necesitaba un galardón porque acababa de rechazar un gran galardón del rey de Sodoma. Dios le está mostrando a Abram que, aunque él se había sacrificado por causa del Señor, no perdería por ello. Dios lo recompensaría de más por lo que Abram había renunciado a obtener por ser fiel a Jehová. Dios sabe cómo suplir nuestras necesidades.  Así que Dios le dijo esto a Abram porque tuvo miedo, y por una buena razón. Pero ahora Dios le va a dar una razón para dejar de temer. Dios nunca nos dice “no temas” sin darnos una razón para dejar de temer.

Aunque, seguramente, Abram apreciaba la promesa de Dios, a la vez, de cierta manera, le pareció sin valor. Fue como si Abram dijera: ¿De qué me ayuda que seas mi escudo y mi galardón? ¡La única cosa que he anhelado es un hijo! ¿Dónde está la descendencia que me prometiste? Eliezer: Era el siervo principal de Abram, su mano derecha. Era un buen hombre, pero no era hijo de Abram. Hasta cierto punto, Abram dudo de Dios. Pero hay una diferencia entre una duda que niega la promesa de Dios, y una duda que desea la promesa de Dios. Abram quiere creer y está clamando a Dios para que lo fortalezca en su fe. Abram no terminaría sus días con Eliezer como su único heredero. Dios le recuerda a Abram la promesa escrita por primera vez en Génesis 12:2 y 13:15-16. Abran necesitaba que Dios le recordara su promesa, como también lo necesitamos nosotros. Muchas veces, Dios declara una promesa con tanta seguridad que creemos que se cumplirá de inmediato; pero, en este caso, todavía faltaba 15 años para el cumplimiento de la promesa. Dios explicó exactamente lo que quiso decir, en su promesa a Abram. Significaba que no sería un descendiente espiritual que iba a heredar la promesa (como Eliezer), sino un descendiente que saldría de su propio cuerpo, un descendiente de su propia sangre y de su propia carne. Esto era necesario porque, a veces, malinterpretamos las promesas de Dios. Dios no solo le repite la promesa a Abram, sino que la confirma con una ilustración: Las estrellas del cielo muestran lo enorme que iba a ser la descendencia de Abram. Y uno de esos descendientes sería la estrella resplandeciente de la mañana. Cuando Abram puso su confianza en Dios, específicamente en la promesa de Dios para él (descendientes de quienes saldría el Mesías), Dios contó esta confianza a Abram por justicia. Le fue contado por justicia: Esta es una de las expresiones más claras en la Biblia de la verdad de la salvación por gracia, por medio de la fe. Esta es la primera vez que la palabra “creyó” se usa en la Biblia, y es la primera vez que la palabra “justicia” se usa en la Biblia. Es el Evangelio en el Antiguo Testamento.

La fe que hizo justo a Abram no era tanto por creer “en” Dios (como normalmente decimos), sino más bien por creerle “a” Dios. Los que solamente creen en Dios (creen que existe) están meramente en el mismo nivel que los demonios. No sabemos si los eventos en Génesis 15:1-6 fueron seguidos inmediatamente por los de Génesis 15:7, pero la manera en que se escribió parece indicar que fue así. El poder y la claridad de la promesa nos hace sorprendernos por la respuesta de Abram. Abram, valientemente, le pide a Dios una prueba de la promesa. ¡Qué! Abraham, ¿la promesa de Dios no es suficiente para ti? Ah, amado, la fe es con frecuencia estropeada por una medida de incredulidad; o, si no del todo incredulidad, aún hay un deseo de alguna muestra, de alguna señal, más allá de la pura promesa de Dios. Recuerde, Abram no tenía el título de la tierra, ni nada que hiciera que otros creyeran que era dueño de ella. Lo único que tenía era la promesa de Dios.

El versículo 9 se ve más como una lista de compras de un hechicero que algo que pediría Dios. Pero Abram entendió perfectamente lo que Dios le pidió que prepara para Él. Él sabía exactamente lo que debía hacer con estos animales. Abram entendió perfectamente que, de acuerdo con la costumbre de aquel tiempo, Dios le estaba diciendo que tuviera un contrato listo para firmarlo. En aquellos días, los contratos se hacían cortando animales sacrificados y poniendo los cadáveres partidos en el suelo. Después, ambos participantes del pacto caminaban juntos entre las mitades de los animales, repitiendo los términos del pacto. “Hizo Jehová un pacto” en Génesis 15:18, literalmente significa «Jehová cortó un pacto”.

Abram espera que Jehová aparezca y camine en medio de los cadáveres (para firmar el contrato), pero Dios no viene inmediatamente. Abram tuvo que esperar y luchar con los buitres hasta que Dios apareció para completar la ceremonia del pacto. Abram confía plenamente que Dios va a bajar y caminar entre los pedazos de animal con él, porque Dios se le había aparecido previamente. Parece que Abram sabía que Dios era capaz de tomar alguna forma física.
Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.

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