La penosa derrota contra Israel debilitó el apoyo a Amasías entre los líderes de Judá. Él vivió quince años después de la muerte de Joás (lo cual probablemente provocó la liberación de su encarcelamiento en Israel), pero fue una especie de muerte en vida , permaneció todo el tiempo bajo el odio y el desprecio de sus súbditos. Amasías intentó huir, pero no pudo escapar de los conspiradores. Fue asesinado igual que su padre. Laquis fue la primera de las ciudades de Judá en adoptar las idolatrías del reino de Israel y fue algo natural para el idólatra Amasías buscar asilo ahí. Algunos comentaristas creen que los asesinos que mataron a Amasías pueden haber sido los mismos hijos a los cuales Amasías les había perdonado la vida. Ellos, por su parte, exigían venganza por las ejecuciones de Amasías.
Este fue el inicio del ilustre reinado de Azarías (también conocido como Uzías). Él fue el rey de Israel más grande después de David. La elección del hijo de Amasías, Azarías, puede referirse a tiempo atrás cuando “todo el pueblo había tomado a Azarías, a la edad de dieciséis años, y lo hicieron rey mientras Amasías era prisionero”.
Jeroboam II fue un rey perverso, que continuó la idolatría motivada políticamente de su tocayo Jeroboam hijo de Nabat. Durante su reinado los profetas Jonás y Amós hablaron en nombre de Dios. Por su gran misericordia, Dios mostró bondad a un desobediente Israel gobernado por un rey perverso. Parece sugerir asombro en su mente mientras contemplaba la paciencia de Jehová hacia la pecadora nación. Este Jonas es casi con seguridad el mismo Jonás que es famoso por su viaje misionero a Nínive. Por lo visto también tenía un ministerio entre su propia gente, no solo entre el pueblo de Nínive. Dios les envió a Jonás para alentarlos, y para asegurarles que venían mejores días.
El reinado de Jeroboam II fue un tiempo de prosperidad económica, política y material para Israel. Sin embargo, no fue debido a sus propios méritos o bondad, sino por la gran misericordia de Dios hacia Israel. La arqueología confirma el poder económico de Jeroboam II. En la época anterior a Jeroboam II, las casas en las ciudades de Israel eran aproximadamente del mismo tamaño. Pero los arqueólogos encontraron un cambio a inicios del siglo VIII a.C.: ciudades antiguas como Tirsa tienen un vecindario de casas grandes y costosas y otro vecindario de estructuras más pequeñas y atestadas, incluso más pequeñas que las casas de los años anteriores. Las casas más grandes están llenas de las marcas de la prosperidad, y los ricos opresivos de Israel pensaron que podrían encontrar seguridad ahí; pero el juicio de Dios llegó también sobre esas casas. La prosperidad resultante, sin embargo, la cual terminó en el uso incorrecto del poder en lujos y en la opresión del pobre, fue denunciada por los profetas contemporáneos, especialmente por Amós, Isaías y Miqueas. En los días del rey Joacaz de Israel Dios prometió enviar un salvador a Israel, uno que los ayudó a escapar del yugo de los sirios. Es probable que Jeroboam II fuera este salvador prometido. Aunque la mano de Jehová estuvo detrás de estos eventos, Dios utilizó la fuerza del Imperio asirio para bendecir a Israel. En la mayor parte de su historia, el reino de Israel luchó contra Siria, su vecino al norte. Pero alrededor del año 800, el poderoso Imperio asirio derrotó a Siria, y neutralizó este poder que obstaculizaba la expansión y la prosperidad de Israel. Con Siria bajo control, Israel disfrutó de una gran prosperidad durante el reinado de Jeroboam II.
El libro de Amós muestra que Israel no manejó bien esta prosperidad, y la perversidad bajo la prosperidad de Jeroboam II acumuló juicio sobre ellos. Israel fue bendecido con los ministerios de Oseas y Amós durante el reinado de Jeroboam. De sus escrituras fácilmente podemos ver que, aunque hubo un avivamiento político bajo su gobierno, no hubo un verdadero despertar moral ni espiritual entre el pueblo. Cuando Jeroboam II murió en el 752 a.C., dejó un reino fuerte; pero, desafortunadamente, uno cuyo fundamento principal estaba tan podrido espiritualmente que la estructura del estado no resistiría mucho tiempo las crecientes mareas de intriga y presión internacional. Zacarías fue la cuarta generación de la dinastía de Jehú, y había sido profetizado que la dinastía de Jehú continuaría por cuatro generaciones.
Desde el tiempo de la muerte de Jeroboam, comenzó el declive, el cual terminó menos de setenta años después, en su derrocamiento y disolución final. El ministerio profético en este tiempo creció grandemente. “Tal es la manera de nuestro Dios lleno de gracia” y un escritor desconocido dice “que cuando el juicio está cerca, el testimonio se multiplica”.
Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse.