Pablo defiende su carácter y su ministerio ante los Tesalonicenses. Esto no fue porque Pablo estuviera inseguro acerca de su ministerio, sino porque tenía enemigos en Tesalónica que lo desacreditaban en su ausencia, especialmente debido a su apresurada salida de Tesalónica. Los enemigos de Pablo decían que había dejado la ciudad rápidamente porque era un cobarde interesado. Pablo está contestando los traicioneros ataques hechos por chismosos fuera de la iglesia debido al odio que sentían por él. Pablo escribió aquí de una manera personal, pero no era realmente un problema personal para Pablo. Sabía que importaba por el bien del evangelio. Si Pablo era desacreditado, entonces el mensaje del evangelio también lo sería. El enfático llamado de Pablo a los Tesalonicenses a ser testigos hizo dos cosas. En primer lugar mostró su confianza en ellos. El no temía que ellos fueran a sucumbir ante la propaganda que se había puesto frente a ellos. En segundo lugar demostró que todos los hechos requeridos para su vindicación eran hechos conocidos por todos.
La palabra vana utilizada aquí puede referirse al resultado del ministerio, o al carácter del ministerio. Como era evidente a los ojos de todos que el ministerio de Pablo en Tesalónica tenía éxito, es mejor verlo como una referencia al carácter del ministerio de Pablo. Su venida no era vacía ni hueca, como si fuera un simple vendedor o comerciante. Pablo le recuerda a los Tesalonicenses sobre sus padecimientos en el ministerio. A través de esto, deja claro el punto de que no continuaría haciendo frente a los golpes y conflictos si solamente fuera por él mismo. Cuando Pablo llegó a Tesalónica, las heridas de su espalda hechas en Filipo aún estaban frescas. Si Pablo estuviera en el ministerio por sí mismo, no había sido muy listo para servir a sus propios intereses. Sabemos que la humillación y la persecución debilitan y ciertamente fracturan por completo la mente del hombre. Fue, por lo tanto, una obra de Dios que, aunque Pablo sufrió varios infortunios y humillaciones, parecía no haber sido afectado, y no titubeó al lanzar un asalto sobre una ciudad grande y rica con el propósito de llevar a esa gente cautiva a Cristo.
A pesar de lo que algunos de los acusadores de Pablo decían, no solo predicó el evangelio cuando fue fácil o conveniente. El sabía lo que era hablar con denuedo para el Señor incluso en medio de gran oposición. La pureza del mensaje de Pablo hacía evidente que no había error, impureza, o engaño en su ministerio. En el mundo del primer siglo en el que Pablo vivía, había muchas religiones que competían, y muchos ministerios de esas religiones eran motivados por la avaricia y la ganancia. La ciudad de Tesalónica se encontraba sobre la Vía Egnatia, la famosa carretera que iba de este a oeste a través de Macedonia. Tesalónica también era un puerto importante y una ciudad crisol de culturas de todo el mundo. Había una asombrosa variedad de religiones y de profesionales religiosos en Tesalónica. Es esta ciudad usted podía encontrar la adoración a los dioses del panteón Olímpico, especialmente Apolo, Atenas y Hércules. Estaban las misteriosas religiones nativas de Grecia, que celebraban a Dionisio y al culto al sexo y al vino. Las tradiciones intelectuales y filosóficas Griegas también estaban representadas. Había santuarios para muchos dioses Egipcios: Isis, Serapis, Anubis. También estaban presentes los cultos del estado Romano que deificaban a los héroes políticos de Roma. También estaba el pueblo Judío y los gentiles temerosos de Dios.
Pablo usó aquí una palabra que era asociada con aprobar a alguien como apto para el servicio público. Tal como los Atenienses eran probados para ver su aptitud antes de que se les permitiera asumir un oficio público, de igual manera los misioneros eran probados antes de ser comisionados para ser mensajeros de Dios. Pablo sabía que su evangelio no siempre agradaría a los hombres, pero sabía que era agradable a Dios. Él trató de hacer al evangelio tan atractivo como le fue posible, pero nunca cambió su enfoque central ni su carácter. Pablo nunca transigió asuntos como la necesidad del hombre, el salvador de Dios, la cruz, la resurrección, y la vida nueva. Pablo entendía que la avaricia siempre va cubierta. Siempre se oculta bajo una noble meta. Pero Pablo no usó palabras lisonjeras que a menudo encubren avaricia. Cuando Pablo ministró a los Tesalonicenses, no se interesó por su gloria personal. No necesitó de presentaciones sofisticadas o elogios fastuosos. Su satisfacción provenía de su relación con Jesús, no de los elogios de la gente. Pablo no buscaba la gloria de los hombres pues sus necesidades de seguridad y aceptación eran satisfechas principalmente en Jesús. Pablo estuvo entre los Tesalonicenses para darles algo, no para tomar algo de ellos. Él no llegó haciendo demandas como apóstol.
Pablo fue como una nodriza, que solo desea darle a su hijo. A pesar de que algunos habían acusado a Pablo de ministrar por interés propio, Pablo simplemente les pide a los cristianos en Tesalónica que recuerden el carácter tierno de su ministerio entre ellos. Los sacrificios que Pablo soportó por el bien del ministerio a los Tesalonicenses no eran una carga. Él se sentía complacido de hacerlo, pues sentía afecto por los Tesalonicenses porque habían llegado a serles muy queridos. Pablo reconocía su derecho a recibir apoyo de aquellos a los que ministraba, pero renunció voluntariamente a ese derecho y se puso un estándar más alto para distinguirse de los misioneros de religiones falsas. Es impresionante que Pablo pudiera apelar libremente a su propia vida como ejemplo. Pablo no tenía que decir, “Por favor no vean mi vida. Vean a Jesús.” Pablo quería que la gente viera a Jesús, pero también podía decirles que vieran su vida, porque el poder de Jesús era real en su vida. El mismo Pablo vivió justa e irreprensiblemente, pero también les dijo a los Tesalonicenses que debían vivir de la misma forma. Podía decirles que debían andar como es digno de Dios porque su vida y su mensaje eran consistentes.
Pastor Carlos Umaña
Comunidad Cristiana Lifehouse