Esta carta está llena de interés porque es sin duda una de las primeras que han sido conservadas para nosotros de la pluma de Pablo. Fue la primera que escribió para los Cristianos Europeos, y en ella las cosas fundamentales de la vida cristiana están claramente establecidas. Pablo fue un hombre increíble y un apóstol de Dios, pero usualmente no trabajaba sólo. Siempre que podía, Pablo trabajaba con un equipo. Aquí Pablo menciona a los hombres con los que estaba trabajando. Silvano (también conocido como Silas) era un compañero experimentado de Pablo, conocido desde hace un buen tiempo. Viajó con Pablo en su segundo viaje misionero y fue encarcelado y liberado con él en la cárcel de Filipo. Cuando Pablo vino por primera vez a Tesalónica, Silas vino con él. Por lo tanto, los Tesalonicenses conocían bien a Silvano.

Timoteo era un ciudadano de Listra, una ciudad en la provincia de Galacia. Era hijo de padre griego y de madre judía llamada Eunice. Desde su juventud fue instruido en las escrituras por su madre y su abuela. Timoteo era un compañero y asociado de confianza de Pablo, y había acompañado a Pablo en muchos de sus viajes misioneros. Pablo había enviado a Timoteo con los Tesalonicenses en una ocasión anterior. El mismo Pablo funda la Iglesia en Tesalónica en su segundo viaje misionero. Sólo estuvo en la ciudad por un corto periodo de tiempo porque fue forzado a irse por los enemigos del evangelio. Sin embargo, la iglesia de los tesalonicenses continuó viva y activa. A pesar de que Pablo tuvo que dejar repentinamente a esta joven iglesia, su profunda preocupación por ellos motivó esta carta. Durante el segundo viaje misionero de Pablo, fue encarcelado en Filipo y después liberado de la cárcel milagrosamente – sólo para ser expulsado de la ciudad. Entonces vino a Tesalónica, la próspera capital de la provincia de Macedonia (Grecia del norte), localizada en la famosa Vía Egnatia. Después de sólo tres semanas de próspero ministerio consta en hechos 17: 2, tuvo que huir de una multitud enfurecida. Se fue a Berea – una vez más disfrutando de muchas semanas de ministerio, pero pronto fue sacado de ahí por la misma multitud Tesalonicense. Su siguiente parada fue Atenas donde predicó un buen sermón, pero tuvo resultados mixtos. Para el tiempo en que llegó a Corinto él se encontraba con debilidad, y mucho temor y temblor. En este punto de su segundo viaje misionero, parecía que Pablo era un misionero bastante desanimado.

Mientras estuvo en Corinto, es probable que Pablo estuviera grandemente preocupado por las iglesias que acababa de fundar, y se preguntaba sobre su estado. Mientras estaba en Corinto, Silas y Timoteo vinieron a él desde Tesalónica con grandes noticias: La iglesia ahí estaba fuerte. Pablo se emocionó tanto que rápidamente envió esta carta a los Tesalonicenses, probablemente fue su primera carta para una iglesia. La escribió sólo unos meses después de que estableció la iglesia en Tesalónica. Después de escribir y enviar esta carta, Pablo disfrutó y sostuvo un fructífero ministerio en Corinto – y con el tiempo regresó con los Tesalonicenses. Esta carta presupone una verdad básica: Pablo consideró importante; incluso esencial organizar a estos recién convertidos en una comunidad de interés mutuo, cuidado y compañerismo. Pablo era lo suficientemente sabio como para no dejar a estás jóvenes sociedades con tan sólo una vaga memoria de una predicación piadosa. La organización local era, todavía, primitiva, pero evidentemente suficiente como para mantenerse y continuar con los asuntos de la iglesia, cuando la mano guiadora del misionero fue retirada.

Pablo llevó su saludo acostumbrado a los Cristianos Tesalonicenses, saludándolos en la gracia y la paz del Dios Padre. El cambio en la forma griega, aunque leve en sonido (charis), es grande en sentido. Es un gran paso de “saludos” a “gracia.” Gracia fundamentalmente significa “la que trae gozo,” una sombra de significado que aún podemos discernir cuando hablamos de una acción llena de gracia o de gracias sociales. Llega a significar “favor, bondad,” y se refiere especialmente la bondad de Dios para el hombre al proveer para sus necesidades espirituales en Cristo. Es importante notar que las primeras palabras 1 de Tesalonicenses están en la forma que usualmente se usaba en este periodo al principio de una carta. Lo que sigue no es un tratado teológico, sino una carta real que surge de la situación en la que el Apóstol y sus compañeros se encuentran.

Cuando Pablo oraba por las personas y las iglesias, no requería necesariamente de un largo tiempo de intercesión. A menudo simplemente hacía mención de una iglesia o una persona en oración. Había cosas sobre los cristianos de Tesalónica que Pablo simplemente no podía olvidar. Siempre los recordaba. Y lo que recordaba sobre ellos lo hacía estar agradecido. La gratitud de Pablo no se derivaba de que todos los cristianos de Tesalónica lo tuvieran en muy alta estima. Más adelante, Pablo usó un capítulo entero para defenderse a sí mismo y a su ministerio contra la difamación y las falsas acusaciones. Más bien se debía a que todos los Cristianos Tesalonicenses eran moralmente impecables. Más adelante en la carta, Pablo les advierte fuertemente contra las fallas respecto a la impureza sexual. A pesar de los problemas, Pablo estaba tan agradecido con Dios por los Tesalonicenses porque había un innegable trabajo del Espíritu Santo y un cambio maravilloso en sus vidas. Las tres grandes virtudes cristianas eran evidentes entre ellos: fe, amor, y esperanza. Aquí por primera vez, cronológicamente, en los escritos de Pablo tenemos esta famosa triada: fe, amor, esperanza. Pero el énfasis de Pablo no está sólo en estas virtudes, sino más bien en lo que producen. Pablo les recordaba que Dios los amaba y que los había escogido (elección). Los dos van juntos. Cuando amamos a alguien, naturalmente lo escogemos. La frase amados de Dios era una frase que los judíos aplicaban sólo para los hombres supremamente grandes como Moisés y Salomón, y para la misma nación de Israel. Ahora el privilegio más grande de los más grandes hombres del pueblo escogido de Dios ha sido extendido a los más humildes de los gentiles dice Barclay. Los siguientes versículos explicarán porqué Pablo estaban tan confiado en saber que eran elección de Dios. Pablo vio señales definidas que decían, Estos Tesalonicenses son elección de Dios. El evangelio no consiste sólo en palabras. En la cultura moderna hay un exceso de información o entretenimiento que a menudo sólo se queda en simples palabras. Sin embargo, el evangelio es más que palabras, también tiene poder.

Los Tesalonicenses dejaron de seguir a otras cosas, y empezaron a seguir a Pablo y al Señor. Pablo dice que es bueno para ellos imitarlo, y él no tuvo vergüenza de decir “imítenme” porque él sabía a dónde se estaba dirigiendo. Esto muestra que el mensaje de Pablo incluía un elemento de discipulado personal. Había un sentido en el que Pablo guió personalmente a estos Cristianos Tesalonicenses en su vida espiritual. Ellos podían ver su vida y ser invitados a aprender de su ejemplo. Cuando los Cristianos Tesalonicenses enfrentaron aflicción al recibir la Palabra, no la enfrentaron simplemente con un resignado fatalismo. La enfrentaron con gozo del Espíritu Santo. No mucho tiempo antes de venir a Tesalónica, Pablo y Silas experimentaron el principio de tener el gozo del Espíritu Santo incluso en presencia de mucha aflicción – cuando cantaron en la cárcel de Filipo a pesar de las cadenas y sufrimientos. Ellos fueron ejemplo de este mismo espíritu a los Cristianos Tesalonicenses. Entonces ellos se volvieron ejemplo para otros. Así es exactamente como la obra de Dios debe suceder. En una cosmopolita ciudad comercial como Tesalónica, las buenas noticias podían ser divulgadas en todo lugar a toda la tierra. Pablo empareja dos ideas. La palabra de Dios ha sido divulgada, y su fe en Dios se ha extendido. Esos dos aspectos son esenciales si una iglesia va a difundir el evangelio. Primero, necesitan un mensaje que difundir, y ese mensaje necesita primero impactar sus propias vidas. Segundo, necesitan que la fe salga, para que su fe en Dios sea conocida por el mundo.

La recepción por los tesalonicenses de la Palabra de Dios y su fe en Él probaron ser verdaderos porque hicieron algo con la Palabra. Pablo señaló la esencia de la salvación al decir que Jesús es quien nos libra de la ira venidera. Nosotros somos salvados de algo, y ese algo es la justa ira de un Dios santo. Ya sea que se refiera a la ira de la Gran Tribulación o a la ira final de la eternidad, cualquiera de las dos debe ser evitada con urgencia. Un hombre temeroso puede imaginar miedos vastos y terribles; fuego, espada, convulsiones de dolor, plomo hirviendo, brea hirviendo. Sin embargo, todo esto no es más que solamente un retrato del fuego de la ira venidera, esa eternidad de extremidad, la cual muchas personas desgraciadas nunca podrán evitar o soportar.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.