¿Cómo se puede realmente hablar en lenguas?  La experiencia de todos puede ser ligeramente diferente, pero generalmente, podemos hacer algunas observaciones. No sucede que uno solo abre la boca y Dios “toma control” de su lengua. O que en cuanto uno comienza a mover su lengua Dios “se hace cargo.” No pasa como si se les dijera que repitieran una palabra o frase sin sentido más y más rápido hasta que Dios “tome el control.” En realidad, el idioma de las lenguas obra mucho en lenguas que entendemos. Una palabra o un sonido se produce en nuestra mente, y nosotros vocalizamos esa palabra o sonido. En el don de lenguas, uno simplemente continua a hablar las palabras y sonidos que vienen a su mente, confiando que Dios nos está llevando, y Él entiende lo que estamos diciendo, y que lo que estamos diciendo es perfectamente apropiado para el momento.

Podemos recordar otro principio general relacionado con los dones del Espíritu Santo: Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas (1 Corintios 14:32). El Espíritu Santo no nos hace hacer cosas extrañas o bizarras. Él nunca hace que nadie grite en lenguas, o hable en lenguas de forma extraña, aunque pueden hacerlo en su propia iniciativa. Pero no deberían darle crédito o culpar de ello al Espíritu Santo. Pablo hace referencia a cómo podemos cantar con el espíritu. Dios puede darnos la libertad de ejercitar el don de lenguas de una forma melódica, para que fluya en alabanza.  Sin embargo, basado en los principios de este capítulo, si se hace esto, no debería ser hecho de una manera que atraiga la atención a uno mismo o que distraiga a otros. Si nadie entiende mi bendición al Señor, si nadie entiende mi agradecimiento al Señor, no pueden decir “Amén” conmigo. Cuando estoy reunido con otros creyentes, no puedo hacer lo que quiera y decir, “Bueno, esto me bendice.” Debo preocuparme también por los demás. Aparentemente, era costumbre en la iglesia primitiva decir “Amén” cuando alguien más oraba, y quizás durante un mensaje. Era muy frecuente en los tiempos primitivos expresar su aprobación en las asambleas públicas mediante Amén. Esta práctica, llevada a cabo de forma sobria y piadosa, aún podría ser de gran utilidad en la Iglesia de Cristo. Ciertamente no hay nada de malo con un “Amén” de la congregación hoy en día, siempre y cuando sea congruente con todos siendo bendecidos, ¡no solo el que lo dice!

Pablo es completamente congruente en su énfasis acerca de que las lenguas se dirigen a Dios. Justo en estos versículos, él señala lo que hacemos con el don de lenguas: nosotros oramos, cantamos, bendecimos, y damos gracias. Todo esto lo hacemos para el Señor, no para el hombre con el don de lenguas.

No seáis niños en el modo de pensar: En su deseo egoísta de edificarse a sí mismos a expensas de otros en la congregación, los corintios se mostraban a sí mismo como niños, y egoístamente inmaduros. Pablo les indica un llamado superior. Pablo cita aquí algo de Isaías 28:11-12. En este pasaje, el profeta Isaías está anunciando el juicio para el pueblo de Israel. Ellos no recibieron la palabra de los profetas que les hablaron en hebreo, por lo tanto, ahora escucharán la voz de otras lenguas y con otros labios.  En dicho pasaje, las lenguas eran una señal de juicio sobre ellos. Extranjeros que hablaban en un idioma desconocido invadieron el país. Pablo está diciendo esto también hoy, las lenguas son por señal.

La lectura literal del texto presenta uno de los pasajes más complicados en el Nuevo Testamento. En la lectura directa del texto, Pablo claramente está diciendo que las lenguas son una señal a los incrédulos, y la profecía es una señal a los creyentes. El problema viene cuando vemos que Pablo dice en 1 Corintios 14:23-25: primero, que, si los incrédulos escuchan las lenguas en una reunión, ellos no serán bendecidos, sino dirán que están locos. Segundo, si los incrédulos escuchan profecía y son convencidos en sus corazones, su reacción podría ser adorar a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre ellos. Por tanto, en 1 Corintios 14:23-25, Pablo parece indicar que las lenguas no son benéficas en ministrar a los incrédulos, mientras que la profecía es benéfica para ellos. Así que, ¿cómo pueden las lenguas ser una señal a los incrédulos, y la profecía ser una señal más adecuada a los creyentes?

Quizás, Pablo está diciendo que las lenguas verdaderamente son una señal a los incrédulos, pero no una positiva. Son una señal de juicio, tal como lo fueron las lenguas de los asirios en tiempos de Isaías. De esta forma, las lenguas ciertamente son una señal a los incrédulos, pero es una señal que los condena mientras ellos consideran a los que hablan lenguas como si estuvieran locos. Pero cuánto mejor si ustedes enfatizan profetizar en lugar de las lenguas, entonces todos podrían ser bendecidos, ¡creyentes e incrédulos juntos! Lo oculto de su corazón se hace manifiesto: Esto se puede hacer a través del don de la profecía, ya sea por medio de una palabra “evidente” de profecía, o por alguna palabra de profecía espontanea “oculta” en el mensaje del maestro o predicador. Muchos llegan a una convicción única del Espíritu Santo de esta forma.

Pastor Carlos Umaña Comunidad Cristiana Lifehouse.